domingo, 27 de noviembre de 2016

El chantaje emocional

El chantaje emocional


Raúl Prada Alcoreza


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El chantaje emocional forma parte de los movimientos, procesos y desplazamientos de la economía política del chantaje[1]. El chantaje emocional recurre al chantaje al situarse como víctima o como referente primordial, crucial o, si se quiere, sustancial, en el contexto de relaciones, no solamente sociales, sino basadas en la exigencia emotiva de reconocimiento. Soy la “víctima”, mírame las heridas, ten conmiseración de mí;  reconoce en mí, la “verdad”; la verdad sustantiva, pues soy el “sufrimiento” mismo. Entonces, a quien se le debe atribuir toda razón, toda justicia; devolviéndole todo lo que ha perdido, según la narrativa dolorosa del Gólgota. Este discurso cristiano, con todo el patetismo afligido y demostrativo, es el que prepondera en ciertos discursos políticos, que exigen no solamente reconocimiento, sino legitimidad de todos sus actos. El problema no radica en la demanda, de ninguna manera; hasta ahí el papel esclarecedor de la denuncia; sino en que esta formación discursiva emotiva termina encubriendo los conservadurismos recalcitrantes, que refuerzan las dominaciones y las estructuras de poder

Para ilustrar con ejemplos, recurriendo a tipos de discursos emitidos, podemos citar a los discursos reclamantes del chantaje emocional. En resumen parco, dicen más o menos: Somos las “víctimas”, tenemos el derecho a ser los nuevos amos; es la única manera de reivindicar los “sufrimientos” padecidos. Variantes del enunciado se conocen en afirmaciones conocidas, presentadas de manera resumida, como: Soy proletario, entonces, contengo la verdad histórica; soy indio, entonces contengo la verdad de todos los tiempos y más allá de la historia, soy la legitimidad suprema, merezco  el poder genuino; soy mujer, entonces, tengo la verdad de género. Todos estos discursos corresponden a los discursos simétricos del poder, que dicen, más o menos: Soy burgués, entonces tengo la verdad económica; soy la civilización moderna, entonces, tengo la verdad del desarrollo; soy hombre liberal, entonces, tengo la verdad democrática. Como dijimos, en otros ensayos, la víctima es cómplice de la dominacióncómplice del poder del amo; la otra cara, opuesta a la cara del amo; empero, la imagen en el espejo. A esta concomitancia y complicidad dual, a esta simetría perversa del poder, se opone la figura del guerrero y de la guerrera; que se niegan a ser víctimas, es decir, cómplices de sus dominaciones. Optando por la lucha abierta contra las formas de poder, las formas de dominación; desafiando toda legitimad del poder; ya sea la institucionalizada como legalidad, ya sea la que pretende comportarse como dadivosa y condescendiente con las víctimas.  

La historia política de la modernidad puede ser figurada como la historia del despliegue de las dominaciones por los dos caminos o estrategias del poder; la de la institucionalidad legal, estructurada como poder ungido; la de la dulcificación de las dominaciones, acompañada de figuras de amos y patrones condescendientes y comprensivos, que tienen conmiseración. También aparecen como figuras mesiánicas y milenaristas, figuras míticas de consoladores, que vienen a desagraviar a las víctimas; figuras acompañadas por toda la ceremonialidad y la ritualidad sagrada, con toda la parafernalia religiosa o política. Entonces, el poder transcurre y se reproduce con la condescendencia y aceptación de los y las víctimas, los y las afectadas por las dominaciones; incluso las víctimas llegan a ilusionarse con un poder que las reivindica.

Las figuras del rey jurista, que responde a la ley, del rey mesías, que responde a la promesa, son no solamente figuras concomitantes y complementarias, sino que lo son respecto a la figura del rey déspota, que responde a la violencia despiadada, a la desmesura del poder. Figura, esta última, que es usada como referente de la denuncia, de la interpelación, de la acusación. Las tres figuras son figuras variantes de lo mismo, de la reproducción del poder, del círculo vicioso del poder.


Lo que no se puede obviar ni olvidar es que el poder, el poder como acontecimiento, configurado y conformado por multiplicidades singulares, como ámbitos estructurados de relaciones de dominación, supone composiciones, que abarcan distintos planos de intensidad. La articulación especifica de estos planos de intensidad, es decir, su composición, hacen a la forma de poder singular, en un contexto y coyuntura determinada.  Como se puede ver, el poder no puede reducirse a un tipo de relaciones en un campo dado de la composición; por ejemplo, el campo político, sino que se realiza y efectúa tocando, por así decirlo, distintas tonadas, en los diferentes campos desplegados, que lo atraviesan y componen. El poder aparece como estructura estatal, pero también, al mismo tiempo, aparece como ideología; ambas tonalidades o modalidades no pueden separarse, pues forman una composición. Estas tonalidadesmodalidades y connotaciones, forman parte de un conjunto mayor de perfiles del aparecer del poder. Podemos citar las formas y estructuras institucionales del Estado, así como los sistemas de leyes, de normas de reglas, dadas, al mismo tiempo, que las figuras políticas individualizadas, personificadas, encarnadas; ya sea en el partido, expresión organizada, ya sea en el personaje carismático, que funge de líder convocativo. Estos planos de intensidad, de efectuación distribuida del poder, vienen acompañados por otros planos de intensidad de la composición estructurada del poder; por ejemplo, los espacios económicos, de producción, distribución y consumo, donde las relaciones de dominación, adquieren una aparente funcionalidad espontánea.

El poder se expresa en formaciones discursivas, que le otorgan narratividad a la ideología, que le da sentido al poder; estas narrativas, desenvuelven tramas, en las que los dramas adquieren lugar y significación en la estructura y despliegue narrativo. Las figuras de la trama aparecen en su diferencia, variedad; incluso como si fuesen contradictorias y antagónicas. Empero, un tejido profundo, por así decirlo, casi invisible, mas bien, tenue, cose sus conexiones y concomitancias. Figuras aparentemente opuestas son, mas bien, en la composición del tejido sutil, simétricas; conformando la paradoja, que es una integralidad, una síntesis disyuntiva. La víctima es cómplice del amo.

Es una ilusión de la víctimas creer reivindicarse, incluso liberarse, si deja de ser víctima, si deja de ocupar este lugar de sufrimiento, para desplazarse y ocupar el lugar del amo. La relación de dominación no desaparece, mas bien, se preserva; la distinción es que la víctima ahora es amo y el amo la víctima. La estructura de dominación se ha mantenido, demostrando su fortaleza, su capacidad de permanencia y reproducción; se patentiza el círculo vicioso del poder.

Para destruir la relación de dominación, es decir, para salir del círculo vicioso del poder, es menester dejar de ser amo y de ser víctima; abandonar esta dualidad del poder de la víctima y el amo. Destruir el poder implica desmantelar la economía política del poder, que diferencia poder de potencia; valorizando el poder, que es abstracto, es decir, idea, y desvalorizando la potencia, que es concreta, es decir vida.



     





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martes, 22 de noviembre de 2016

Demo-cidio

Demo-cidio


Raúl Prada Alcoreza


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El democidio vendría a ser el asesinato de la población. No es exactamente un genocidio, tampoco un etnocidio, aunque a la larga parezca serlo o termine siendo; pues se trata de población, del asesinato de la población. No así de la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un contingente social, dados por motivaciones raciales, políticas o religiosas, como en el caso del genocidio; tampoco de la destrucción de un conjunto étnico, así como de su cultura, como en el caso del etnocidio. Sino de la población; concepto referencial del biopoderIntervención de estructuras de poder en la corporeidad extensa demográfica, ocasionando efectos en masa, cuantitativos y estadísticos. Un Estado puede ser genocida, en un caso, o etnocida, en otro caso; también democida, en el tercer caso; el que nos interesa analizar, considerando comportamientos singulares de un gobierno y los otros órganos de Estado, así como parte de la sociedad civil, que es prácticamente cómplice de este democidio; cuando avala la demagogia de un gobierno, que encubre una flagrante irresponsabilidad ante la atención de necesidades vitales de la población.

La crisis del agua en cinco regiones de Bolivia, particularmente agudizada en las ciudades, ha develado el comportamiento democida del gobierno, del Congreso, del órgano judicial, del partido oficialista, incluso, de la llamada “oposición”. Unos, al secundar la desatención, la desidia, la irresponsabilidad gubernamental y de las instituciones públicas encargadas; otros, al enfrascarse en debates irrelevantes y banales, que caen fuera del tiesto; que no tocan la médula del problema; tampoco achuntan a orientar soluciones adecuadas.

Como el refrán del cojo que echa la culpa al empedrado, el presidente dice que la crisis del agua se debe al cambio climático. Lo del cambio climático se sabe, por lo menos, hace más de tres décadas, sino es mucho más; la conducta indolente de estados, gobiernos, organismos, nacionales e internacionales,  también es conocida durante este lapso. Este es el contexto del problema, si se quiere, la estructura del problema de lo que llamaremos, rápidamente, causa; pero, de aquí, no se puede deducir, ni siquiera inocentemente, que la desatención al problema singular de la crisis del agua en ciudades y cinco regiones del país, se debe al contexto estructural del cambio climático.  Esto es lavarse las manos, dejando el agua sucia, como lo hecho EPSAs, la empresa estatal del agua, al cerrar los grifos del flujo del agua a los barrios, y volverlos a abrir, entregando a la población, en cuotas módicas, por cierto, insuficientes, agua contaminada, que es lo mismo que decir, agua envenenada.

A la población sedienta no se le satisface con golpes en el pecho, con arrepentimientos, con escenas teatrales compungidas, sino con soluciones certeras, adecuadas e inmediatas; además, estratégicas y orientadas al largo plazo. En las gestiones del “gobierno progresista” lo que ha preponderado ostensiblemente es la ineptitud de su burocracia, de sus directores, de sus empresas, de su gabinete y del Congreso, sumándose los actos delictivos del Órgano judicial. No es otra cosa, no solo su concomitante y cómplice conducta de encubrimiento, sino su abuso de autoridad, el empleo de la violencia simbólica y también violencia descarnada en persecuciones inauditas a los que se considera oponentes al gobierno, no solamente de los partidos de la “oposición”, sino dirigentes de organizaciones sociales y de las naciones y pueblos indígenas. Lo grave radica no solamente en esta actitud delictiva de jueces y magistrados, sino también, obviamente, de la fiscalía general, sino en el ocultamiento  avieso de las fechorías del gobierno, de la estructura de poder del gobierno. Solo tomando algunos pocos ejemplos; los Contratos de operaciones, que son, en efecto, la desnacionalización de los hidrocarburos, al entregar el control técnico a las empresas trasnacionales, implican un atentado a la soberanía del Estado, a los recurso naturales, propiedad del pueblo boliviano; que cuantitativamente denota una excesiva millonaria perdida. La Ley Minera, es una traición a la patria, tipificada por la Constitución, al convertir a Bolivia, a sus normativas promulgadas, en un paraíso fiscal y financiero para las empresas trasnacionales extractivistas.  Sin contar delitos velados de sobreprecios en las plantas separadoras; en compras de barcazas, que nunca llegaron; en concesiones de mega-proyectos, que nunca terminaron de efectuarse, o no se materializaron como corresponde, como es el caso de San Buenaventura. Sin mencionar sobreprecios en carreteras; además de decidir, inconsultamente, contra todo criterio técnico, establecer la planta de fertilizantes en el Chapare y no en Puerto Suarez, cerca de la fuente de energía y del mercado.  Todos estos delitos de envergadura son cubiertos por el Órgano judicial y la Contraloría.  

Volviendo a la crisis del agua, lo que sobresale no solamente es la inoperancia de la empresa estatal del agua, sino su absoluta decidía ante el problema, que podríamos llamar la crisis del agua anunciada, con gran anticipación; además, ahora, de entregar a la población agua contaminada. El último discurso del presidente, como dijimos, es culpar al cambio climático de lo que ocurre.

El presidente del Congreso pidió que los de EPSAs se vayan a su casa; el presidente destituyó solo a los máximos directores, dejando toda la empresa como estaba antes; llena de gente incorporada políticamente, que no cuenta con formación técnica para ejercer su tarea encomendada. Si bien ingresaron, en vez de los directores destituidos, dos técnicos, que fueron antes desalojados por el “gobierno progresista” y el partido oficialista, no están en condiciones de solucionar tamaño problema de la crisis del agua. Haciendo eco del pedido del presidente del Congreso, todos los que no cumplen con su tarea deberían irse a su casa; esto incumbe a gobernantes, a la burocracia estatal, al Congreso, al Órgano judicial; así como también a la llamada “oposición”, que sigue enfrascada en inútiles escaramuzas, a las que se acostumbró la clase política en la historia política de Bolivia. No se puede seguir en el mismo círculo vicioso del péndulo rutinario de la rotación del poder, dibujado por los “oficialistas” y “oposición” de hoy, u otros “oficialistas” y “oposición” de mañana; sobre todo, ante problemas de mayúscula amenaza de la población.

Por otra parte, lastimosamente, parte del pueblo es cómplice, aunque no lo quiera, de lo que pasa; pues deja hacer a los gobernantes lo que hacen; ejercer el poder de la manera más indolente. O en su caso, incluso, parte de esta parte de la población expresa un comportamiento adulador, apologista o directamente cómplice, al apostar por semejante decadencia.



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domingo, 20 de noviembre de 2016

Armonización y sincronización

Armonización y sincronización


Raúl Prada Alcoreza


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Comenzaremos con una crítica de la teoría de la sincronicidad de Carl Gustav Jung; compartida por Wolfgang Ernst Pauli[1]. También evaluaremos las teorías que suponen la sincronía, la sincronización y la sincronicidad, considerando, entre ellas a la teoría sintérgíca; estas teorías sitúan a la emoción en la matriz de las dinámicas de la complejidad, que, en este caso, llamamos universo o pluriverso[2]. Jung y Pauli sitúan a la condición de posibilidad psíquica como matriz o referente primordial de la sincronicidad.  El problema de la primera teoría aludida, es que sitúa lo psíquico circunscrito en el humano; el referente psíquico es la experiencia y la condición psíquica humana; en otras palabras, no abandonan la centralidad antropocéntrica del todo. El otro problema de esta teoría es que se considera lo psíquico como si fuese otra dimensión, distinta a las que contiene el tejido espacio-tiempo. Esta es quizás la tesis más débil de la teoría. Por otra parte, respecto a las teorías complejas de la emoción, hay como una inclinación a considerar la emoción, es decir, la sensibilidad, tomando como referencia cardinal a la emotividad humana. Aunque también se ventilan tendencias que tienden a descentrarse de este antropocentrismo, desplazándose hacia la comprensión de la emotividad no-humana, no terminan de zafarse del arquetipo humano sensible[3]. Además, en este caso, no se termina de explicar qué es la emoción respecto al tejido espacio tiempo; ¿una fuerza inmanente o una fuerza trascendente? ¿O ambas? ¿Una fuerza fundamental o un producto de las fuerzas fundamentales del universo?

Sin desconocer los aportes y avances de las investigaciones de ambas teorías de la complejidad, en lo que respecta a la comprensión de la complejidad sincrónica y dinámica del universo y de la vida, es indispensable señalar los problemas que plantean las mismas; obviamente desde la lectura de nuestra perspectiva. Al respecto, citaremos algunos enunciados que caracterizan nuestro punto de vista. En Cuerdas compositoras del multiverso escribimos:    

En lo que comúnmente llamamos universo, parece que todo, en sus distintas escalas y en conjunto, tiende a la sincronización inmediata. Se trata de la simultaneidad dinámica integral. Nada se zafa de esta coincidencia en el mismo tiempo, rescatando la etimología de la palabra sincronía. No podría ocurrir un desfase, por así decirlo, una a-sincronía, pues, si ocurriera esto, el universo dejaría de existir. La existencia es esta sincronización integral, en las distintas escalas, que componen el universo[4].  

Si bien no estamos de acuerdo, ni compartimos, con la antigua creencia de que el destino está inscrito en el firmamento; sin embargo, hay una analogía con este mito, guardando todas las diferencias conceptuales. La sincronización múltiple, plural, simultánea, en las distintas escalas, concurre independientemente de los imaginarios, las “ideologías”, las mitologías, las representaciones, de toda clase, incluyendo a las ciencias. Esta sincronización integral no es que ya lo tiene escrito todo, el destino en la configuración astral, sino que al generar engramas, engranajes múltiples, por así decirlo, en todas las escalas y entre ellas, sitúa los desenlaces, para decirlo en términos literarios, como parte del funcionamiento complejo de la simultaneidad dinámica integral del tejido del espacio-tiempo.  Como dicen los físicos relativistas y cuánticos, no es que algo se mueve o somos nosotros los que nos movemos, sino es el tejido del espacio-tiempo el que se mueve.

Esto no tiene nada que ver con ningún determinismo místico, mitológico, astral; tampoco con un determinismo mecánico, se interprete como se lo interprete. Por lo tanto, no tiene nada que ver con el concepto y figura del destino; tampoco con el concepto mecánico de determinación. Estas son, en parte, herencias de los paradigmas deterministas mágicos antiguos; por otra parte, herencia de los determinismos mecánicos de la episteme moderna. No hay nada de esto en la concepción compleja de sincronización integral. La idea compleja de sincronización implica que todo lo que ocurre, en cualquier lugar del universo, considerando sus distintas escalas, tiende a la sincronización inmediata. No se pierde la voluntad, el deseo, la potencia, si se quiere, el “libre albedrío”, sino que cuando estas disposiciones y actividades intervienen, ocasionan nuevas sincronizaciones, en la complejidad integral.

No podemos considerar los impactos, los alcances, las incidencias, de las distintas alteraciones intervinientes, debido al azar - usando un término que no debe separarse, pues forma parte de la paradoja azar-necesidad -, pues desconocemos estas topologías y sus magnitudes. Empero, podemos sugerir, de una manera parecida, aunque más compleja, a la tesis del efecto mariposa, que todo lo que acontece en cualquier parte del universo, en sus distintas escalas, modifica la sincronización integral.

Así como se ha dado un antropocentrismo exaltado, convirtiendo al hombre en el centro y fin del universo; también, en contraposición y como crítica a la versión mítica del ser humano, se ha dado, simétricamente, una especie de antropo-cidio, convirtiendo al ser humano en una nada. Quizás el enunciado más contundente, al respecto, es el de Friedrich Nietzsche, cuando enuncia que el hombre habita en un planeta perdido, en un rincón oscuro de la Vía Láctea, que cuando desaparezca, no dejara ni huella ni recuerdo en el cosmos. Se entiende que esta apreciación responde críticamente a la filosofía humanista, moralista y modernista, que supone el dominio del hombre sobre la naturaleza; pero, no podría sostenerse teóricamente en la comprensión de la complejidad integral del pluriverso. Las magnitudes concebidas desde lo más pequeño hasta lo más grande; el imaginario lineal del tiempo, pasado, presente futuro; las determinaciones lineales y causalistas, como si fueran ejes fundamentales del universo; no se sostienen en la perspectiva de la complejidad. Lo pequeño no se contrasta con lo grande, como opuestos, sino que, en el supuesto teórico del pluriverso de, por lo menos, once dimensiones, no podemos afirmar qué es pequeño y qué es grande. En la simultaneidad dinámica del espacio-tiempo, no hay tiempo absoluto, tampoco espacio absoluto; por lo tanto, desde esta perspectiva, no se puede sostener la tesis unilineal de pasado, presente y futuro. En la sincronización integral del pluriverso, no es sostenible cualquier tesis determinista, pues estamos ante sincronizaciones múltiples y plurales simultaneas. Al respecto, nos arriesgamos a sugerir un enunciado atrevido; empero, paradójico, que es lo que nos parece apropiado: estamos ante el indeterminismo sincrónico.

Para decir un corolario, en los márgenes, colateral, no esencial, por lo tanto no-centrista, sino como una apreciación más en el conjunto de la hermenéutica compleja, hay pues responsabilidad de las sociedades humanas; primero, en el planeta; segundo, en el pluriverso. Lo que han hecho, lo que hacen, lo que hagan, incide en los ciclos vitales del planeta; también en las dinámicas complejas del pluriverso, aunque no sabemos cómo ocurre esto, de qué manera, en qué escalas, con qué impacto. Seguramente, en este caso, nada determinante, sino como uno de los efectos entre múltiples e innumerables efectos dados en el pluriverso. En todo caso, como no podemos decir nada al respecto, queda como asignatura pendiente.

Nos interesa comprender esto de la sincronización integral. Desde la perspectiva de la complejidad, es indispensable comprender la articulación e integración dinámica de los múltiples planos y espesores de intensidad en los que nos movemos, y en donde nuestras acciones repercuten, tratando de entender los efectos causados. Se trata de la comprensión y entendimiento complejos de la realidad, buscando controlar, hasta donde se pueda, los efectos ocasionados por las acciones y prácticas humanas.

Como dijimos en otros escritos[5], esta comprensión y entendimiento complejos depende también de la capacidad comunicativa con los otros seres del planeta, también del pluriverso. El conocimiento complejo, usando todavía esta palabra pretensiosa de conocimiento, no se conforma en base a una relación de dominio sujeto-objeto, ciencia-referente, sino supone la comunicación abierta entre seres coexistentes y convivientes.

A estas alturas, debemos hacernos unas preguntas: ¿Para qué comprender y entender las dinámicas de la complejidad, simultanea e integral, que es la realidad, si igualmente se da la sincronización integral?  ¿Para mejorar nuestra participación en el pluriverso? ¿La comprensión y el entendimiento complejos forman parte de las dinámicas de la sincronización integral? Como se podrá ver, hemos descartado preguntas, relativas a la epistemología moderna, que se preguntan por el valor y el alcance del conocimiento. Para el pensamiento complejo, como ya lo dijimos, no tiene sentido proponerse el conocimiento por el conocimiento mismo, puesto que lo que se conoce es provisional y es solamente instrumento de sobrevivencia y potenciamiento de la vida[6]. En la arqueología de la episteme compleja - usando como metáfora el concepto configurante de arqueología del saber de Miche Foucault -, en sus inicios, la teoría sistémica autopoiética plantea que los sistemas autopoiéticos se constituyen a partir de sus propias operaciones de clausura, de las relaciones que emergen respecto del entorno, de la complejidad del entorno y de la capacidad de reducción de la complejidad del entorno; ocasionando una mayor complejidad interna. La relación con el entorno es la relación del sistema de referencia con otros sistemas del entorno.  El equilibrio de estas relaciones, por así decirlo, la reducción de la complejidad, es decir, el resolver problemas, dependen de la interpenetración entre sistemas; cuando y donde un sistema presta su complejidad al otro sistema para ser interpretado. En las teorías de sistemas autopoiéticos, se concebía la idea de la evolución sistémica. Los sistemas autopoiéticos, que tienen como referente metafórico los organismos vivos, son capaces de evolución, debido a su capacidad de transformarse, resolviendo problemas, reduciendo la complejidad, creando más complejidad interna. Como se puede ver, ya, desde sus comienzos, las teorías de la complejidad, abordan el conocimiento no como un fin, sino como mecanismo, por así decirlo, parte de la dinámica evolutiva de los sistemas autopoiéticos[7].

Respondiendo a las preguntas que hemos hecho, podemos decir que la comprensión y el entendimiento complejos forman parte de las sincronizaciones dadas en la sincronización integral. Lo mismo vale para formas de conocimiento no complejos, como los dados en la episteme moderna; no podría ser de otra manera. La comprensión y el entendimiento complejos al situarse en la percepción de la complejidad, y no como en la episteme moderna, que reduce la complejidad a esquemas operables, logra mejores orientaciones para actuar e incidir en la realidad. La racionalidad instrumental moderna logró, en principio, eficacia, con conocimientos operativos y teóricos, reducidos al esquematismo; sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando se tuvo que ver cara a cara con la complejidad de la realidad. Es cuando, al afincarse en sus conocimientos como verdades, terminó desorientándose, derivando en la ineficacia generalizada; sobre todo, en efectos no controlables en el planeta. El pensamiento complejo corresponde a las dinámicas de la complejidad integral misma.

Por otra parte, desde la perspectiva de la complejidad; sobre todo, en este caso, lo que hemos llamado política de la complejidad, se trata de liberar la potencia creadora de la vida, de potenciar la vida; en este sentido, se trata de mejorar nuestra participación en el pluriverso. Se trata de controlar los efectos desencadenados por las acciones y prácticas humanas; de mejorar las comunicaciones entre los seres del pluriverso; sobre todo, del planeta, en principio; de coadyuvar, aunque sea con un granito de arena, en la sincronización integral[8].


La diferencia de nuestra interpretación de las teorías mencionadas, estriba en el descentramiento del referente antropomórfico, además de no considerar a lo psíquico como otra dimensión distinta a las habidas en el tejido espacio-tiempo. Así como, si bien se comparte que lo que hay en el ser humano ya lo hay en el pluriverso, abarcando sus distintas escalas, incluyendo el pensamiento y la emotividad, la sensibilidad y el afecto, inherentes al pluriverso; tampoco tienen como referente primordial la sensibilidad y el afecto humanos. Es más, el mismo ser humano tiene que ser descifrado e interpretado desde las composiciones y combinaciones de la complejidad dinámicasimultánea e integral del pluriverso, en sus distintas escalas. No al revés, que corresponde al enfoque antropomórfico.

La crítica de la que partimos no excluye, de ninguna manera, la incorporación de los aportes y avances de las teorías citadas; lo que hacemos es identificar tópicos problemáticos, además de señalar las tesis que no compartimos. Con estas anotaciones, podemos comenzar reflexiones y aproximaciones, recurriendo a hipótesis interpretativas especulativas, en torno a los ámbitos temáticos que abrieron estas teorías, desde la perspectiva de la complejidad.



Simultaneidad dinámica y sincronización integral 

1.   Consideremos la posibilidad de campos relativos a la transmisión de información, que, en La explosión de la vida y en Más acá y más allá de la mirada humana[9], supusimos hipotéticamente que pueden corresponder a una fuerza fundamental o composición de fuerzas fundamentales. En estos textos nos referimos a la tesis holista, que se proyecta metafóricamente como holograma, donde cada punto del mismo contiene la información de la totalidad; además concebimos esta información, esta transmisión de informaciónretención de la misma, fuera de su actualización y selección, como memoria.

2.   Ahora bien, de acuerdo a la teoría de las cuerdas, las cuerdas son como las últimas partículas infinitesimales; es más, son como anteriores a las partículas más infinitesimales. Las vibraciones u ondas de las cuerdas son las que dan lugar o componen los cuerpos, las materias, desde sus condiciones más infinitesimales. Las partículas infinitesimales, que corresponden a composiciones de las cuerdas, al asociarse, constituyen a las llamadas fuerzas fundamentales del universo o, mas bien, a los campos de fuerzas fundamentales. Las combinaciones de las composiciones de las fuerzas fundamentales constituyen la armonía y la armonización del universo, en constante devenir.


3.   La sincronía y la super-sincronía, como propiedad, por así decirlo, atraviesa todas las escalas y dimensiones del universo; desde las composiciones de las cuerdas hasta las composiciones molares, pasando por las composiciones de las partículas infinitesimales, por las combinaciones de composiciones de las fuerzas fundamentales, por las composiciones y combinaciones atómicas, así como las composiciones y combinaciones moleculares.

4.   La vida, en sentido biológico, es composición y combinación molecular singular o de las denominadas macromoléculas. La vida, en sentido biológico, supone la sincronización y armonización del universo, en sus distintas escalas. La vida biológica misma, como neguentropía, activa y dinámica, como memoria sensible, es armonización y sincronización, considerando las dinámicas vitales de las múltiples y plurales formas de vida y su integralidad como biodiversidad.
5.   Ahora bien, nuestra interpretación especulativa sugiere un concepto de vida amplio, más acá y más allá de las estructuras de vida biológicas. Dijimos en un enunciado que la materia es vida. Las macromoléculas, que constituyeron la vida, son ya vida, en el sentido amplio. Son capaces de conmensurar la entropía y generar estructuras de neguentropía de vida biológica.

6.   Este enunciado se proyecta a todo el acontecimiento de la existencia, es decir, al multiverso, abarcando el universo o pluriverso, que nos toca; comprendiendo a la materia oscura y la materia luminosa, la energía oscura y la energía luminosa. En consecuencia, hay que considerar a la existencia misma como acontecimiento vital, en sentido amplio.


7.   Si la vida, en sentido biológico, es definida como memoria sensible, se puede proponer la hipótesis interpretativa especulativa de que la vida, en sentido amplio, supone un tipo de memoria o si se quiere de arjé-memoria; así mismo un tipo de sensibilidad o arjé-sensación. En este sentido, retomamos la idea holo-gramática de que cada punto del universo contiene la información del todo del universo. La información contenida no solamente es de recepción, sino, también, de retención y memoria. Esta arjé-memoria supone condiciones de posibilidad existenciales para hacerlo, estructuras singulares para lo que corresponde, dependiendo de lo que se trate en el tejido espacio-tiempo. En La explosión de la vida sugerimos como una condición o estado virtual; en Más acá y más allá de la mirada humana esta sugerencia no fue retomada, al considerar la complejidad de las estructuras que hacen funcionar la memoria y, en este caso, de la arjé-memoria. Sin embargo, se retomó la hipótesis interpretativa especulativa de la vida, en sentido amplio; encontrando, en las dinámicas de la simultaneidad integral del pluriverso, armonizaciones y sincronizaciones constantes, en el constante movimiento del tejido espacio-tiempo, en constante devenir.

8.   Este es el momento y el lugar cuando nos conectamos y, a la vez, nos distanciamos de las teorías de sincronicidad y las teorías de la emoción. Nos conectamos pues también sugerimos la participación de una fuerza fundamental o campo de fuerza fundamental, que retiene información, transmite y transfiere información, así como hace de memoria. La teoría de la sincronicidad habla de una condición psíquica primordial; las teorías de la emoción hablan de una condición sincrónica sintérgíca, que genera la intuición o la sensibilidad inherente a la inteligencia. El problema, como anotamos, es que el referente psíquico se circunscribe a la condición humana, en la teoría de la sincronicidad;  Así como la intuición o sensibilidad inherente se remite prioritariamente a la intuición y emotividad humana, aunque no solo.


9.   Otra tesis que compartimos es la de la simultaneidad, que se decodifica como coincidenciacorrelación, como conexiones o coincidencias significativas, por la teoría de la sincronicidad; que es interpretada como matriz sincrónica primordial por las teorías de la emoción. Nosotros sugerimos el concepto de simultaneidad dinámica.

10.       Las teorías mencionadas reducen la sincronización a las relaciones de la complejidad del universo con la psiquis humana, en un caso; a las relaciones de la matriz primordial con la inteligencia humana. Los enfoques se desprenden desde la perspectiva humana; en otras palabras, se trata de abrirse a la realización plena de la condición psíquica humana; así como a abrirse a la realización plena de la condición de la inteligencia humana. Retomando esta tarea que compartimos, nosotros proponemos que para lograr desplazamientos cualitativos, rupturas de apertura epistemológica, respecto a las condiciones de la complejidad integral y dinámica del pluriverso, ya no es posible por el camino del conocimiento, sino de la comunicación con los seres del multiverso. Esto implica que ya no se trata solo de la plenitud humana, sea psíquica o emotiva, sino de armonizaciones y sincronizaciones de las sociedades humanas con el resto de las sociedades orgánicas y las ecologías de la biodiversidad planetaria; así como de armonizaciones y sincronizaciones con los seres del multiverso.

11.       Ya no se trata solo del ser humano, sino de las ecologías, en las que está inserto; siendo parte de nichos ecológicos y de entrelazamientos de ciclos vitales. Sino de las topologías que lo atraviesan, correspondientes a los planos y espesores de intensidad del tejido espacio-tiempo.


[2] Ver de Ana Belén López Solano Física cuántica y Emociones ¿Y tú qué piensas? http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/64865/8/PFP_Lopez_Solano.pdf.
[4] Ver La explosión de la vida; también Más acá y más allá de la mirada humana. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-explosion-de-la-vida/http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/mas-aca-y-mas-alla-de-la-mirada-humana/.
[7] Ibídem.


Leer más: http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/armonizacion-y-sincronizacion/

viernes, 18 de noviembre de 2016

Re-sincronización planetaria

Re-sincronización planetaria


Raúl Prada Alcoreza



Resincronizacion.pdf










Desde la mejor perspectiva humana, la perspectiva crítica, dando apertura a su propio desplazamiento epistemológico, se interpreta como crisis ecológica lo que acontece en el planeta, en lo que respecta a los cambios y comportamientos de los ciclos vitales; tomando en cuenta sus modificaciones estructurales, sus variaciones y ritmos, frecuencias, intensidades y extensidad, además de sus modificaciones en los impactos y vinculaciones entre los ciclos mismos. Para contrastar esta perspectiva, diremos, ilustrativamente, que la peor perspectiva o una de las peores, sobre todo, por sus pretensiones,  sin respaldo empírico y teórico adecuado, se interpreta desde la tesis evolutiva; como si el humano fuese la cumbre y el fin de la evolución. Como si su papel en el universo se destacara radicalmente, diferenciándose de lo demás cualitativamente, sobre todo por su “inteligencia”. Se considera esta diferencia ontológica; a partir de ella se concluye que lo que hace el ser humano es propio de la evolución; en consecuencia, se explica y se legitima su historia como la historia del desarrollo humano. Al considerar de esta manera las perspectivas contratadas humanas, sin dejar de ponderar la función de apertura de la crítica, sobre todo, en la versión y concepción alcanzada por la ecología, lo que queremos hacer es encomiar y evaluar la perspectiva humana crítica, sus referentes; desde lo que hipotéticamente, abusando del término, podemos denominar, provisionalmente, la perspectiva sincrónica, simultánea y dinámica de la complejidad integral del multiverso, abarcando sus distintas escalas.

Ciertamente no podemos hablar con propiedad de perspectiva del multiverso, pues estaríamos transfiriendo un antropomorfismo a la complejidad del multiverso; esto de perspectiva. Fuera de comprender que la misma perspectiva humana forma parte de las dinámicas complejas e integrales del multiverso. Sin embargo, como no contamos con el lenguaje adecuado, ni con el bagaje conceptual pertinente, que correspondería al desciframiento de las dinámicas de la complejidad integral, simultánea y dinámica del multiverso, vamos atrevernos, provisionalmente, a forzar los términos en las connotaciones proyectadas, para sugerir una hipótesis interpretativa prospectiva. La hipótesis es la siguiente:

Desde la perspectiva de la simultaneidad dinámica del multiverso, no es adecuado interpretar el acontecimiento denominado “cambio climático” como crisis ecológica, que corresponde a la concepción crítica humana, sino, mas bien, como re-sincronizaciones de las composiciones de la complejidad dinámica planetaria.  Vale decir, el planeta re-sincroniza su integralidad ecológica compleja, a consecuencia de las alteraciones provocadas por las sociedades humanas. En otras palabras, los efectos masivos no controlados de las prácticas humanas, no solo tienen el alcance descrito y explicado por la perspectiva crítica humana, que se denomina crisis ecológica, sino que va más lejos. Lo que no controlan las sociedades humanas no es solamente los efectos que se les escapa de las manos, sino las condiciones de posibilidad vitales mismas, las del planeta. No controlan la compleja, integral y simultánea sincronización planetaria.

Una de las interpretaciones, que se acercan a la perspectiva crítica, aunque no se estructura en base al pensamiento crítico,  aunque use algunos de sus planteamientos, que, de todas maneras se distancia del paradigma optimista linealista de la tesis evolutiva, construye en sus narrativas desenlaces apocalípticos. Sin discutir ahora la interpretación de estos desenlaces, aunque lo hicimos antes[1], lo que interesa decir es que la perspectiva compleja y simultánea  del multiverso no puede desprender una concepción apocalíptica. Las narrativas apocalípticas corresponden a la concepción trágica del cosmos; concepción que se ha plasmado en la poética del mito, en las armaduras culturales de las sociedades antiguas. Esto es humano, demasiado humano. La interpretación que se pude desprender, dilucidando lo que acontece en lo que hemos denominado, provisionalmente e inadecuadamente, perspectiva del multiverso, es que el universo no teje tramas, tampoco desenlaces, como los relativos al mito. Sino que el tejido espacio-tiempo, abarcando sus múltiples dimensiones, sincronizadas, es constante movimiento y constante devenir, considerando las distintas escalas y las múltiples dimensiones del multiverso; por lo tanto, sincroniza y re-sincroniza la complejidad dinámica integral de sus composiciones y combinaciones.

La filosofía moderna define la mortalidad y finitud del ser humano, incluso se puede decir su vulnerabilidad. El pensamiento complejo encuentra la paradoja del condicionamiento absoluto del ser humano y la potencia creativa, por su pertenencia completa a las dinámicas integradas del multiverso. Haciendo una paráfrasis metafórica a una frase de la Odisea, podemos enunciar figurativamente que el ser humano no es nada sin el multiverso, sin su integral simultaneidad dinámica de composiciones complejas y singulares entrelazadas. Por ende, el ser humano no es nada sin las dinámicas ecológicas del planeta.

Haga lo que haga el ser humano, sin olvidar su pluralidad y multiplicidad, diversa y convergente, no controla los efectos de sus acciones, no controla las condiciones de posibilidad vitales, no controla la sincronización y re-sincronización planetaria[2]. Haga lo que haga, lo que acaece no depende de sus acciones, sino de las sincronizaciones y re-sincronizaciones planetarias, donde sus prácticas y acciones son subsumidas en el devenir constante. El ser humano tiene ante sí y en sí la posibilidad de recurrir a la potencia creativa; sin embargo, extrañamente, esto es lo que no hace, salvo parcialmente y relativamente, en puntuales ocasiones. Opta por usar sus fuerzas o, mas bien, parte de su potencia, de una manera restringida y circunscrita, mediada por dispositivos instrumentales e institucionales;  es más, sometido a estas mediaciones, que son sus propias creaciones y criaturas.

La condición humana es no solamente relativa históricamente y culturalmente, sino que su condición misma se encuentra condicionada por las condiciones de posibilidad vitales, las condiciones de posibilidad de la vida misma. Se puede decir que la condición humana es condición de la vida, en sus plurales y múltiples formas, en sus mutantes y transformadas formas; en consecuencia, no se puede disociar la condición humana de la condición de la vida. Esto implica que la valoración de la condición humana no solamente tiene que ver con las realizaciones y logros humanos, sino que se encuentra definida por la valoración de la vida, en sus múltiples manifestaciones y formas.

Esta valoración no solamente es ética, sino, incluso para ser ética, en pleno sentido de la palabra, es decir, en su realización práctica, es efectuada en la praxis social, en los contextos de relaciones de las sociedades humanas con el resto de las sociedades orgánicas, en las relaciones de las sociedades humanas con las ecologías de la biodiversidad planetaria. En consecuencia, para ilustrar mediante consideraciones evaluativas, si estas relaciones de las sociedades humanas con las sociedades orgánicas, con los ecosistemas de la biodiversidad planetaria, son conflictivas, para no decir contradictorias, cuyos efectos derivan en depredaciones, contaminaciones y destrucciones ecológicas, se desvaloriza, por parte del ser humano, la vida, las proliferantes formas de vida, convirtiéndolas, por desencadenadas dominaciones, en objetos y materias de poder. Al hacerlo, se desvaloriza también la condición humana, que no puede ser otra que la condición de vida. El ser humano se convierte también en objeto y materia de poder.

No entender que la cosificación generalizada, desplegada por las sociedades institucionalizadas, por las mallas institucionales, por los Estado-nación, por el orden mundial, el imperio, por el sistema-mundo capitalista, coloca en el núcleo de la cosificación al ser humano, volviéndolo la cosa por excelencia, condenándolo entonces a la muerte en vida, es la manifestación más evidente de los alcances de la cosificación. El ser humano solo puede mirarse en el espejo ideológico, en el mito moderno; espejo que le dice lo que quiere escuchar. En resumidas cuentas, la destrucción del planeta, efectuada por las sociedades institucionalizadas y sus máquinas de poder, sus máquinas económicas, sus máquinas de guerra, es inmediatamente una destrucción de la condición humana, así como mediatamente la destrucción misma del ser humano.










miércoles, 16 de noviembre de 2016

Represión filosófica andalusí

Represión filosófica andalusí

Biblioteca Nacional: Pensamiento Español 



Abd el-Ramán III y su sucesor Al-Hakam II fueron califas letrados cordobeses con un alto grado de tolerancia, que protegieron a filósofos, artistas, científicos y eruditos en su Corte. Durante el califato de Abd el-Ramán III, entre los años 912 y 961, Córdoba experimentó un esplendor cultural que convirtió a esa ciudad en la más admirada y relevante de Occidente: aumentaron sus bibliotecas y escuelas, así como los eruditos y artistas al servicio del califa. Al-Hakam II fundó la mayor biblioteca de Occidente, con cerca de 400.000 volúmenes sobre todas las disciplinas del saber, traídos en su mayoría de otras ciudades islámicas.


CALIFATO DE CÓRDOBA CON ABDERRAMÁN III


Dos años antes de la muerte de Al-Hakam II, comenzaba el movimiento de regresión dogmática por parte de los Fuqahas, que estaban esperando una oportunidad para imponerse sobre sus adversarios, entre ellos los filósofos, los científicos y los artistas. El califa sufría una grave enfermedad y, aterrorizado por la idea de la muerte, concedió todas las exigencias de los fuqahas a cambio de que estos exculparan sus pecados de tolerancia dogmática.

Cuando al final murió Al-Hakam II, su sucesor, Hisham II no pudo retener las ambiciones revanchistas de su visir supremo, Huha­med lbn Yakba Al Mansur, al mando del Ejército cordobés. El general Almanzor relanzó la “guerra santa” contra los cristianos y emprendió una nueva política militar contra los reinos del norte peninsular. Dentro de Al-Ándalus, se declaró enemigo de los filósofos, haciéndolos víctimas de su ambición y su celo islámico. Para afianzar su poder, anuló la influencia de la culta aristocracia andalusí, hizo expurgar todas las bibliotecas, incluida la Biblioteca califal, y eliminar todas las obras filosóficas y científicas (excep­tuando las de medicina y matemáticas), aunque perdonó únicamente los tratados ortodoxos de jurisprudencia.

Tras él, Al Zubaydi de Sevilla, preceptor del ca­lifa Hisham II y consejero teológico de Al Mansur, publicó un panfleto contra aquellos islámicos díscolos: “Hay que arrancar la máscara a los impíos”. Enseguida tomó la palabra el tradi­cionalista Abu Omar Ibn Lub de Salamanca, que escribió un voluminoso tratado con el fin de “desenmascarar la impiedad”.


ALMANZOR


La inquisición de los fuqa­has malekitas se desencadenaba y eruditos, filósofos, artistas y todo aquel que no se sometió a la disciplina dogmática del Islam sufrió la persecución y la represión. Muchos musulmanes prefirieron la convivencia con los cristianos del norte que estar sometidos a los bárbaros africanos traídos por Almanzor, los almohades o los almorávides. 

Los fuqa­has implantaron su ideología e hicieron reinar total­mente su oscurantismo, gracias al apoyo constante de un poder autoritario y centralizador. Entre sus víctimas se encontraron: Ibn Masa­rra, Ibn Bayya, Ibn Hazin, Ibn Tofayl, Ibn Ruschd (Averroes) o Ibn Arabi, entre otros. 

El gran geómetra Abd er Rahman, conocido como el “Euclides español”, tuvo que exilarse de Córdoba. Saïd el Himar, de Za­ragoza, autor de un tratado de música y de una iniciación a la filosofía titulada El árbol de la ciencia, fue encarcelado acusado de ateísmo, y obligado a retractarse de sus ideas hasta que pudo refugiarse en Sicilia.

En tiempos de los reinos de Taifas, ya descompuesto el Califato de Córdoba, la escuela sufí de Ibn Masarra fue obligada a la clandestini­dad. Sus últimos discípulos, reunidos en Almería, fueron los únicos en protestar cuando los fanáticos fuqahas quemaron las obras de Ghazali por orden del sultán almorá­vide Yusuf Ibn Tashfin en el año 1106.

Toda la grandeza del pensamiento islá­mico de Occidente estaba en contradicción con la de estos fuqahas. Estos sacerdotes, que formaban una oligarquía jurídica, se convirtieron en un auténtico tribunal inquisitorial. Fueron ellos quienes prepararon la invasión extranjera de los almorá­vides en el año 1086, y fueron ellos los principales responsables de la decadencia y la derrota del Islam en la península Ibérica.

Su ortodoxia islámica degeneró hacia un forma­lismo sin alma y un ritualismo arcaico. Era un Islam de beatos, serviles con el poder, promotora de delaciones a la menor inobservancia de los ritos, predicadora del fatalismo y la resignación, que no podía extenderse como una idea vivificadora y que si lo había hecho el Islam primitivo, abierto y creador.

Un ejemplo de intransigencia religiosa de los faqihs que terminó causando una reacción en su contra fue la expulsión de los mozárabes de Al-Ándalus a tierras del norte de África en 1095, con el acuerdo del al­morávide Yussuf. Esos mismos cristianos, en el año 1125, pidieron ayuda al rey aragonés Alfonso I el Ba­tallador, para que los rescatara de aquel exilio.


PROCLAMA PÚBLICA DE LOS FUGAHAS


Paradójicamente, en aquel escenario de represión y oscurantismo al pensamiento libre, el califa almohade Yusuf consiguió abrir una vía de respeto y de paz sobre el cerco ideológico de los fuqahas malekitas, entre los años 1154 y 1182. Durante este corto periodo, el califa protegió a lbn Ruschd “Averroes”, hasta que el sectarismo tomó un nuevo impulso. Entonces, el pensamiento de Ibn Ruschd fue perseguido, o el judío Maimónides abandonaba Córdoba. El cadí de Toledo Ben Said llegó a relatar como los sabios y eruditos se refugiaban en los reinos cristianos, más tolerantes.

Pero la ciencia y la filosofía de la esplendorosa Al-Ándalus alcanzaron un nivel de erudición y profusión que ni la persecución de Almanzor y la posterior represión de los fuqahas en tiempos de los reinos de Taifas pudieron cerrar todas las escuelas y bibliotecas, quemar todos los libros e imponer un pensamiento ortodoxo único. Incluso, tras las invasiones de los almorávides y almohades sobresalieron grandes talentos de la cultura hispanoárabe. En ciudades como Sevilla, Toledo, Zaragoza y más tarde en otras del Al-Ándalus surgieron escuelas y centros de estudios que trataron de alcanzar el anterior nivel de producción filosófico y científico de Córdoba. Los reyes de Taifas acogieron a letrados en sus Cortes y sus bibliotecas reunieron miles de volúmenes de las obras más importantes. Las hospederías se multiplicaron, el comercio con el Mediterráneo se mantuvo en plena actividad y la artesanía continuó en progresión.

Los reyes Moctádir y Motamin, de la taifa de Toledo, hospedaron al Cid Rodrigo Díaz de Vivar durante su destierro y se distinguieron como filósofos y matemáticos. Y cuando los almorávides invadieron la península, Valencia y Zaragoza buscaron en el Cid su protección contra los africanos.

Quien también estuvo desterrado en Toledo fue el rey leonés Alfonso VI durante el reinado de Mamún. Esta era una práctica habitual: cuando los caballeros y príncipes cristianos eran desterrados por sus señores, solían refugiarse en las cortes musulmanas. Alfonso pudo conocer la obra de las escuelas toledanas, sus bibliotecas y su jardín botánico, permitiendo que tras su reconquista, la cultura hispano-árabe entrara en Castilla con todo su carácter andalusí.


ESCUELA FILOSÓFICA ANDALUSÍ