martes, 1 de noviembre de 2016

Las cosas que tienes que saber antes de “celebrar” el 12 de octubre


Las cosas que tienes que saber antes de “celebrar” el 12 de octubre

1.- América no fue “descubierta”. Aquí tres argumentos históricos:

 A la llegada de los españoles, lo que hoy conocemos como América era una región densamente poblada. Existían notables civilizaciones y una rica variedad de culturas que desarrollaron importantes avances en todas las ramas del conocimiento. Si entendemos por “descubrir” lo que establece la RAE, es decir, “Hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras y mares desconocidos”, quienes “descubrieron” las tierras y mares “americanas” fueron sus habitantes nativos.
 Es un hecho que Cristobal Colón nunca se enteró que había llegado a lo que sería llamado como “América”, y ni siquiera supo que había pisado una gran masa continental. Su objetivo era unir Europa y Asia por una ruta de occidental, y en acuerdo con sus diarios,1 el almirante genovés murió creyendo que había estado en “las Indias”, o en todo caso, en un archipiélago adyacente a Japón. ¿Cómo es que “descubrió” algo que no sabía que existía?
♦ Antes de ser llamada América, la región fue denominada de diversas formas. Por ejemplo, Colón usaba la categoría “Las Indias” y el Papa Alejandro VI se referiría a “el conjunto de islas y tierras firmes de la parte occidental del océano” en su bula de repartición en favor de los reyes católicos. Pedro Mártir de Anglería, por su parte, la designó como “Novus Orbis” en una carta de 1493 al Cardenal Ascanio Sforza.
Fue hasta 1507 que el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller publicó Universalis Cosmographia, un mapa en que aparece la región a la que había llegado Colón denominada como “América” en honor al marino Américo Vespucio, quien navegó de 1501 a 1502 desde el sur de Brasil hacia el norte, por toda la costa. En su Lettera, Vespucio declaró que “hay una masa de tierra firme austral, independiente y separada, que está habitada por más pueblos y animales que Europa, Asia y África”, por lo que Waldseemüller consideró asignarle ese nombre, pero en femenino, dado que “con nombre de mujer” habían sido bautizados los otros “continentes”.2
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Planisferio del mundo según Universalis Cosmographia, 1507.

2.- El “pequeño detalle” de la destrucción de los mundos indígenas

Es un hecho la llegada de Colón supuso el comienzo de la conquista y la constitución de un eventual sistema colonial. Millones de personas oriundas de los territorios hoy americanos murieron a causa de tres males: la guerra contra los invasores, las enfermedades europeas y las consecuencias del trabajo esclavo al que fueron sometidos. No existe un acuerdo respecto al número: los historiadores hispanistas señalan que habitaban de 11 a 13 millones de indígenas al momento de su arribo. Otras corrientes postulan que eran de 20 a 60 millones de personas. En cualquier caso, es un hecho que se trató de una catástrofe humana y demográfica: un siglo después había muerto el 95% de la población.
Al conjunto de acusaciones que hicieron las potencias rivales a España para denunciarla por los actos cometidos durante la conquista, solemos llamarle “Leyenda Negra”3 por el texto de Julián Juderías, “La leyenda negra y la verdad histórica en La Ilustración Española y Americana”, en que el historiador español denuncia malinterpretaciones y exageraciones que se reprodujeton a partir de la publicación de “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” de Fray Bartolomé de las Casas, documento insigne en que el sacerdote dominico arremete contra los abusos hispanos en tierras americanas. Es un hecho que los ingleses, los franceses y los holandeses pretendieron desprestigiar a los españoles como parte de su estrategia para dominar los florecientes mercados, pero es irrefutable que desde la perspectiva de los pueblos originarios de América, África y parte de Asia, todos representaban lo mismo: muerte o servidumbre. Por eso es que hablar de “Encuentro entre dos mundos” también es absurdo. Oculta que ese “encuentro” fue sangriento y supuso la destrucción casi total de uno de esos mundos.

3.- Hay pueblos que llevan más de quinientos años en resistencia

Es un hecho que los “ilustrados” criollos y sus descendientes no fueron mejores que los españoles respecto al trato para con los pueblos indígenas. La segregación, exterminio, esterilización forzada y los tratos humillantes contra ellos y ellas han sido consigna desde que nacieron las repúblicas americanas en el siglo XIX hasta nuestros días. Pensemos en los miles de niños indígenas secuestrados sistemáticamente por diversos grupos religiosos en Canadá, el “salvaje” oeste que de a poco fue dominado y que redujo a los “nativos” a las reservas en EUA; traigamos a la mente a los lacandones, los mapuches, los pueblos de la amazonia brasileña, entre muchos otros, que han mantenido una dinámica y encarnizada resistencia contra lógicas políticas de “modernización” que exigen su desaparición y la de su cultura, su lengua, sus dioses, su huella en el mundo. Para todos ellos, la guerra comenzó hace más de quinientos años, justo un 12 de Octubre. ¿Qué van a celebrar?

4.- El problema de la colonización, bajo la forma de la “colonialidad” sigue vigente

Filósofos/as, intelectuales y líderes políticos han planteado a lo largo de los últimos dos siglos la necesidad de separarnos de las estructuras institucionales y de conocimiento que fueron instauradas durante la colonia, pero que permanecieron más allá de la retirada de los españoles y portugueses de las Américas.4 Denuncian que esas formas de pensar y de convivir son la causa de efectos indeseables, como la dependencia intelectual, social, cultural, e incluso económica de nuestras sociedades.
Lo que acusan podemos llamarlo “colonialidad”, y se trata de una operación social que inició en 1492 y que continúa vigente hasta nuestros días. Las personas fueron divididas en clases -quienes acumulan capital y quienes sólo poseen su fuerza para trabajar-, pero también en razas: quienes son europeos occidentales y quienes son no-europeos. Se conformó así una jerarquía de poder, que coloca en su vértice al hombre, europeo, blanco, heterosexual y propietario como el modelo de humanidad, mientras que en el extremo opuesto está la mujer, de cultura no-europea, negra/indígena, de la diversidad sexual, empobrecida, como modelo de barbarie. A partir de esta clasificación se determina en la práctica el respeto que “merecen” las personas. ¿Te preguntas por qué con los ataques de ISIS en París conmueven al mundo, mientras que los bombardeos en Siria no nos hacen llorar ni cambiar nuestra foto de perfil? ¿Has pensado que si te desaparecen en México, será distinto la actuación de las autoridades si te apellidas Martí o Martínez -con todo lo que eso implica-? ¿Te parece casual la expresión “mejorar la raza”? ¿Has visto un trato distinto en los restaurantes, bares y edificios residenciales hacia las personas de rasgos indígenas? ¿Crees honestamente que una mujer bilingüe -que habla náhuatl y castellano- tiene las mismas oportunidades que un hombre, también bilingüe, pero que habla inglés y francés?
Para explicar las razones profundas de todas estas situaciones, se ha desarrollado una gran tradición de pensamiento “decolonial”, que ofrece una lectura de la historia desde la perspectiva de quienes usualmente han quedado fuera de su relato. Esta corriente propone otras respuestas a los grandes problemas de siempre: ¿Cómo cohesionar a nuestras sociedades, de manera que TODOS/AS puedan integrarse sin dejar de ser ellos mismos? ¿Podemos establecer un programa civilizatorio realmente horizontal, que logre consenso más allá de occidente? ¿Existen formas de aplicar las ventajas de la modernización tecnológica -desarrollada por el capitalismo- para cubrir las necesidades de alimentación, vestido y educación de nuestras sociedades, que al ser capitalistas, excluyen a las mayorías de esos beneficios? ¿Nuestro país debe mirar hacia el norte o hacia el sur en sus proyectos de desarrollo?
A estas y otras pertinentes cuestiones busca responder el pensamiento decolonial, que además, nos pone alerta frente a dos posiciones equívocas: las que pretenden hacer jolgorio cada 12 de octubre, así como aquellas que asumen que lo mejor es no intervenir una fecha que eventualmente se vaciará de contenido, muriendo por sí misma. Ambas apuntan a lo mismo: dejar pasar la evocación de 1492 acríticamente. ¿Es viable seguir enseñando la narrativa insostenible de “el descubrimiento de América” en las escuelas? ¿Existe posibilidad de incorporar otro relato de lo acontecido? ¿Debemos retirar los monumentos a Colón, sin apelar a un nacionalismo rancio, sino a un sentido de modernidad “a la mexicana”5 en vistas de otro comienzo? 
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“Mapa colonial de la razón”, dibujado en acuerdo a la tradición.
Referencias
1.Martín Fernandez de Navarrete publicó los Diarios de Cristobal Colón, incluyendo diversos documentos que el historiador pudo reunir sobre los cuatro viajes del genovés a los territorios hoy americanos.
2.Continente viene de la palabra “continuo”. Surgió como una categoría física para referirse a tierras que son contigüas y semejantes formalmente.
3.Continente viene de la palabra “continuo”. Surgió como una categoría física para referirse a tierras que son contigüas y semejantes formalmente.
4.Hay quienes reivindican conceptos como Abya Yala para nombrar desde la visión indígena a nuestra región. Por ser este un texto de divulgación, conservo “América” para evitar confusiones a quienes se introducen al tema. El plural lo uso para reconocer su diversidad
5.O qué mejor, Americana.

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