Energía, flujos e instituciones
Raúl Prada Alcoreza
La clave es la energía.
Sin energía no podría moverse el universo, ni ninguno de sus componentes,
en todas las escalas, desde las infinitesimales
hasta las molares. También la energía es clave para los flujos sociales y los espesores que conforman; entre ellos,
las instituciones. Sin energía no podría moverse la sociedad. Ahora bien, la energía no es abstracta como su concepto, sino, mas bien, es concreta. La energía está íntimamente vinculada al tipo de energía, si podemos hablar así. No nos referimos a los contenidos y cualidades de la energía, dependiendo de los recursos naturales de donde es obtenida;
como energía fósil o energía minera, u otras formas de energía; por ejemplo, la energía eólica; sino nos referimos a lo
que llamaremos la energía fundamental,
la que tiene que ver con la estructura
primordial del universo. La teoría de
las cuerdas ha identificado la energía
de las vibraciones y la energía del
enrollamiento o del embobinado.
Entonces, en primer lugar, hay energías,
en plural; en segundo lugar, las energías
dependen de cómo son producidas; por vibraciones o por enrollamiento. Ambas energías
son inversamente proporcionales y, además, complementarias. En la medida que
disminuye el radio del cilindro del universo, la energía devenida de las vibraciones aumenta; en la medida que el
radio del cilindro se incrementa, el aporte
de la energía por enrollamiento aumenta[1].
Usando como referencia
esta brevísima descripción del comportamiento energético por parte de
la teoría de las cuerdas, podemos suponer, en principio, para hacerlo
fácil, dos formas de energía primordial;
la de las vibraciones, manteniendo el
término, y la de los desplazamientos,
cambiando el término. La segunda suposición es la siguiente: La energía de las vibraciones corresponde a la frecuencia
e intensidad de ondas; la energía de desplazamiento corresponde a los desplegamientos curvados o circulares
de las cuerdas. La tercera suposición, sugiere la hipótesis especulativa siguiente: la energía vibratoria genera notas, que crean materia; la energía de
desplazamiento genera atracción,
cohesiona la materia.
Estas tres suposiciones
nos pueden ayudar a lanzar hipótesis
interpretativas especulativas sobre el acontecimiento
de los flujos sociales, de sus
decursos, sus bucles, de la constitución de espesores,
sobre todo de espesores institucionales;
inherentes a la complejidad dinámica
de las paradojas emergidas. Explicando,
desde esta perspectiva integral de la
complejidad, las crisis de la complementariedad, pues se quiebra en el sistema-mundo político, dentro del sistema-mundo capitalista; manifestando
abiertamente la incompatibilidad, a
partir de un determinado momento, entre flujos
sociales e instituciones,
convertidas en obstáculos ateridos
conservadoramente a estructuras obsoletas.
Hipótesis interpretativas
especulativas
1.
Las cuerdas sociales son, a la vez, creativas y de cohesión o de consolidación.
Las vibraciones de los flujos sociales crean, aperturan abren horizontes, inventan; los desplazamientos de los flujos sociales cohesionan y consolidan,
lo creado, garantizando su reproducción
institucional; en otras palabras, conservan
la institucionalidad constituida.
2.
Podemos
imaginar, esquemáticamente, para
ilustrar, dos extremos; uno, cuando el aporte es mayor, notoriamente mayor, de
parte de las vibraciones de los flujos sociales; otro, cuando el aporte
es mayor, notoriamente mayor, por parte de los desplazamientos de los flujos
sociales. En el primer caso, se está ante acontecimientos inaugurales, ante invenciones y creaciones
sociales, entre ellas, ante revoluciones,
para recurrir a esta antigua palabra. En el segundo caso, estamos ante el sosiego social, la paz social, en la
apacible cohesión social.
3.
La energía social, en su conjunto, es tanto
de innovación, transformación, creación,
como de consolidación, conservación, continuidad, goce social de lo logrado. Ambas formas de energía no solamente van juntas, sino que se encuentran integradas en un mismo acontecimiento, el acontecimiento social.
4.
Volvemos
a la paradoja transformación-conservación.
El acontecer social es paradójico,
como es paradójica toda la existencia, así como la vida misma.
5.
Las
crisis sociales y políticas, desde esta perspectiva, la de la complejidad,
parecen desatarse por la incomprensión
de estas paradojas. Por el
fundamentalismo, la ortodoxia y el dogmatismo, de los esquematismos duales postulados y aplicados, en un mundo complejo, que los esquematismos duales suponen que es
simplemente dualista o dialéctico.
6.
La
hipótesis anterior parece extraña, sobre todo debido a la efectuación
pragmática del comportamiento dualista,
comportamiento que aparece como
evidenciando contradicciones, sobre
todo, en las prácticas políticas
institucionales, que como se muestarn contradecir
a la paradoja misma, que es, mas
bien, integral, en la propia disyunción complementaria, complementaria
y simultánea. ¿Acaso no es posible
este comportamiento dualista
dicotómico, conformado como en oposiciones,
supuestamente irreconciliables? Es posible en el imaginario, no necesariamente en la realidad, sinónimo de complejidad.
Las instituciones son, precisamente imaginarias, en tanto representaciones o mundo de representaciones, aunque sostenidas por estructuras materiales institucionales,
que son efectivamente dominaciones inductoras
de esa clase de comportamientos dualistas. Al hacerlo no anulan la paradoja, sino, al contrario, la ratifican. Pues al pretender, con sus acciones duales, la búsqueda de la
victoria sobre el enemigo, lo que
hacen es reproducir paradójicamente
la complicidad entre amigo y enemigo. Ambos se necesitan para
conservar el poder.
7.
Las narrativas del poder, cuyo imaginario es dualista, interpretan la historia como la epopeya de
la guerra del bien contra el mal, del progreso contra el atraso, de la evolución
contra la involución, del desarrollo contra el subdesarrollo, de la justicia contra la injusticia, de la libertad
contra la esclavitud. La lista es
larga de las narrativas dualistas.
Obviamente que la “ideología” institucional
cree en estas interpretaciones;
sin embargo, sus interpretaciones no
hacen al mundo, tal como es, hacen solo a los imaginarios, los mitos, las “ideologías” de legitimación del poder. Lo que incide en
el mundo efectivo no son tanto estas narrativas de legitimación, sino sus
propias acciones, sus prácticas, la desmesura de sus violencias.
8.
En
tanto lo que incide efectivamente en
la realidad, son las prácticas, los diagramas de poder, las dominaciones
impuestas; incidencia como efectos
masivos en la realidad, como
sinónimo de complejidad; esta
incidencia no deja de ser paradójica. El poder,
cuanto más cree lograr su dominación
absoluta es cuando más está atrapado en sus propias redes, cuanto más se
encuentra enajenado en su imaginario dualista, cuanto más su domino, su control, resultan inútiles,
pues no pueden lograr abarcar, capturar,
la inconmensurabilidad casi infinita del devenir
de la vida. Es cuando se evidencia el mito
de su poder absoluto. Es cuando se
evidencia su decadencia absoluta y su
extrema banalidad.
9.
Lo
que no deja de ser sorprendente es que la mayoría de las poblaciones del mundo
también están atrapadas en el imaginario
del poder. No vamos a volver a explicar este fenómeno por la “ideología” dominante
y hegemónica, ni por las estructuras de poder, que adhieren los cuerpos a las instituciones; esto puede tener su asidero y certeza; empero,
parece que intervienen condicionamientos
más primordiales, que hay que tener
en cuenta. En la media que el radio
de las sociedades modernas se
expande, la energía de desplazamiento,
de cohesión, de consolidación, de conservación, incrementa su aporte en la estructuración y desenvolvimiento social. Hay pues, desde el enfoque de esta hipótesis
interpretativa especulativa, una tendencia mayor al serenidad.
10.
La
otra tendencia, complementaria a la energía
de los desplazamientos, es la energía
de las vibraciones, que genera creatividad, invención, apertura; cuando la
sociedad se expande, tiende a aportar menos, en el conjunto energético social. Sin embargo, la expansión social, lo que llaman
eufemísticamente los economistas “desarrollo”, tiene que ser vista en perspectiva relativista. Puede no ser expansión, en sentido lato, sino más
bien, contracción, en sentido
literal; puede no ser expansión en el sentido de holgura, de desplazamiento beneficioso, sino, al
contrario, puede connotar restricción,
al preservar sociedades jerárquicas,
incluso cada vez más desiguales. Por
lo tanto, no es extraño que asistamos, cada vez más, a la premura de los conflictos sociales y movilizaciones sociales anti-sistémicas, cada vez más acuciosas.
Teniendo en cuenta las hipótesis interpretativas
especulativas, las instituciones como espesores sociales, no son siempre un
lastre, como en su etapa de decadencia, tampoco son siempre necesarias, como en
la etapa inaugural de una época, para decirlo metafóricamente usando la figura
crono-gramática de la historia. Las instituciones al ser espesores, que los
flujos sociales constituyen, son parte de la paradoja flujos-espesores. Las
paradojas no son estáticas, al contrario, su propia ambivalencia complementaria
impulsa un constante cambio, mejor dicho un constante devenir, aunque, a veces
se de manera imperceptible. Al anclarse las instituciones en un momento constitutivo,
queriendo detener los procesos de los acontecimientos sociales, se vuelven
anacrónicas, como fortalezas inútiles, en tiempos cuando y no se sitia a las
fortalezas, sino se las convierte en piezas de museo.
El problema de las instituciones, al capturar fuerzas
de la potencia social, para reproducirse, por lo tanto, al capturar energía,
tanto vibratoria como de desplazamiento, a partir de un determinado momento, el
consumo de esta energía, en vez de producir neguentropía, ocasiona entropía. Por
lo tanto, y no cumplen la función de la vida, que es el inventar y crear a
partir de la audacia de la neguentropía. Se vuelven una amenaza.
En consecuencia, podemos concluir que respecto a las
instituciones en su etapa decadente, no pueden explicarse por el mayor aporte
de la energía de desplazamiento, sino por el uso generador de entropía de la
energía capturada.
Energía, flujos e instituciones
[1]
Ver de Brian Greene El universo elegante. Drakonteos; Crítica, Planeta.
Barcelona 2006. https://violetadedios.files.wordpress.com/2011/01/el-universo-elegante-de-brian-greene.pdf.
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