lunes, 1 de agosto de 2016

Fenomenología de la consciencia

Fenomenología de la consciencia


Raúl Prada Alcoreza


Fenomenología de la consciencia.pdf






La fenomenología adquiere una dinámica propia, en la complejidad de su enfoque y análisis del fenómeno, a partir de lo que podemos considerar como fenomenología de la consciencia; correspondiente al primer capítulo, La consciencia como consistencia fenomenológica del yo y la consciencia como percepción interna, de la parte Sobre las vivencias intencionales y sus contenidos, de Investigaciones lógicas II. Podemos decir que es esta parte la que tiene incidencia en Merleau Ponty e inspira su Fenomenología de la percepción.

En este caso, desde nuestra interpretación, la fenomenología ya no es solamente una extensión de la lógica pura, convertida en epistemología, sino adquiere una independencia propia, por así decirlo. La fenomenología analiza el fenómeno, no solamente como objeto o campo de objetos, que interactúan entre sí, sino que considera la relación de la percepción y la consciencia con ese campo de objetos, convirtiéndose el Yo o el Yo soy, la certeza de sí mismo, en objeto; empero, un objeto, en sentido metafórico; pues, como tal, es inalcanzable o, mejor dicho, inaprensible. En este sentido la consciencia, desde el enfoque fenomenológico, adquiere una connotación activa; pero, también, se convierte como en el núcleo interpretativo, mejor dicho, intuitivo de la percepción.

La consciencia es como la intuición de sí mismo, también, si se quiere, paralelamente, intuición ocasionada por la percepción; sobre todo, por las vivencias ligadas a la percepción; que se convierten en contenidos asumidos por la consciencia.   Pero, ¿qué es la consciencia para la fenomenología? Edmund Husserl distingue, desde la herencia trascendental, entre la consciencia pura, como condición de posibilidad, de la consciencia empírica. Ciertamente, en este caso, además, desde esta parte de las Investigaciones lógicas, la consciencia pura, que preferimos llamarla, recurriendo al lenguaje de Emmanuel Kant, consciencia trascendental, si bien es como condición de posibilidad de la consciencia empírica, no se activa sino en vinculación directa con la consciencia empírica.

Una de las características de la fenomenología, en el contexto dinámico de su análisis complejo, es su analítica minuciosa, que identifica las diferencias de la composición compleja del fenómeno, sin separarlas y aislarlas. No solamente se distingue consciencia trascendental de consciencia empírica, sino, también, lo que vendría a ser del cogito cartesiano el sum, el Yo soy; es decir el Yo. Sin embargo, en relación a este concepto, la fenomenología, no solamente tiene sus diferencias y reparos, sino tiene otra concepción, más bien dinámica y compleja. No hay un Yo, sino distintas posiciones del Yo – usando una caracterización de Michel Foucault sobre el sujeto -; recurriendo al lenguaje kantiano, un Yo trascendental, conectado con un Yo empírico; también podríamos, por lo menos, mencionar entre estos Yo, un Yo que hace como de mediación; entre el Yo trascendental y el Yo empírico. Un Yo que puede llegar a ser considerado como Yo puro; mas bien, Yo simbólicamente el Yo trascendental; empero, no llega a ser él. Para no hacerlo difícil, el Yo trascendental es inaprensible; escapa a toda aprensión; sin embargo, es el que intuye, para decirlo con nuestras palabras, que son más kantianas, la experiencia de la exterioridad; así como la experiencia de la interioridad. Entonces, tenemos una diferencia entre la consciencia interior y la consciencia, si se quiere, de la exterioridad. La consciencia interior se distingue de la consciencia de la exterioridad, porque, exactamente, no es consciencia, en el mismo sentido que la otra lo es. Las vivencias de la consciencia de la exterioridad, con todos sus momentos, el momento trascendental y los momentos empíricos, no son propiamente vivencias, sino percepciones; en tanto que la consciencia de la interioridad experimenta, por así decirlo, propiamente vivencias; sin embargo, éstas no pueden considerarse propiamente percepciones, sino de manera simbólica

Lo complejo, en sentido de la perspectiva de la complejidad, y lo enriquecedor, en la fenomenología, es que toda esta dinámica fenomenológica es considerada en su totalidad, en sus articulacionescomposiciones y combinaciones, en un análisis minucioso del fenómeno complejo, donde conscienciapercepciónsentidoobjetivacióninterioridad y exterioridad, se encuentran íntimamente vinculadas, entrelazadas, incidiendo en cada componente de esta complejidad. Claro está, que la fenomenología, como hemos dicho en otros escritos[1], jerarquiza la preponderancia del sujeto o de la actividad del sujeto, inmerso en la complejidad vivida del fenómeno

No nos interesa detenernos en la diferencia que encontramos, de acuerdo a nuestra interpretación, entre Investigaciones lógicas I e Investigaciones lógicas II; entre la parte introductoria de Investigaciones lógicas II y el resto de los capítulos. Esta discusión, con aire de erudición, no nos interesa. Lo que queremos remarcar, para decirlo, un poco provocadoramente, cuándo la fenomenología es propiamente fenomenología, tal como la asume Merleau Ponty. Decimos que la fenomenología es propiamente fenomenología, en Investigaciones lógicas II, sobre todo a partir del capítulo dedicado a la fenomenología de la consciencia.

Siguiendo con la exposición y nuestra interpretación, consideramos que el aporte de este capítulo, corresponde a la tesis, de consecuencias fuertes, de la propensión intencional, tanto de la intuición, así como del conocimiento, pasando por las significaciones, que convergen en el sentido, es la concepción dinámica y activa de la fenomenología, inmersa en el acontecimiento del fenómeno.  Esto, que llamaremos la propensión intencional de la consciencia, de la intuición, de las representaciones, del conocimiento, también de la teoría, es lo que lleva consecuentemente la tesis de los actos, en su pluralidad, como constitutivos del fenómeno, en tanto vivenciacontenidospercepción y conocimiento, a partir de la núcleo activo de la consciencia trascendental; lo que hace activo no solamente al sujeto de la intuición, al sujeto de la percepción, al sujeto de conocimiento, sino a la complejidad misma del fenómeno, experimentado y vivido por el sujetoFenómeno complejo, que se convierte en el campo de contenidos dinámicos de la consciencia[RPA1]  y del conocimiento.

En resumen, hay una multivocidad de la consciencia, la consciencia como unidad fenomenológica-real de las vivencias del Yo, la distinción entre la consciencia que vive y el contenido vivido, la conciencia como vivencia interna y percepción externa, la relación entre la consciencia de la interioridad y la consciencia de la exterioridad, la relación entre el Yo puro y el ser intuido, que Husserl denomina ser conscio[2].

Conclusiones premeditadas

Haciendo justicia, después de lo que anotamos respecto a Investigaciones lógicas I y la parte introductoria de Investigaciones lógicas II, sobre todo, compartiendo con Michel Foucault sobre el fracaso del proyecto fenomenológico, restringido a los acotamientos o pretensiones de la ciencia de la ciencia, la epistemología, concebida a partir de la lógica pura; proyecto, que también muestra palpablemente lo que consideramos la imposible ontología; podemos, ahora, valorar, desde nuestra perspectiva, lo que consideramos el aporte valioso de la fenomenología compleja y dinámica de Husserl; que se va a convertir en la herencia indispensable para la crítica materialista de la percepción de Merleau Ponty, para la crítica deconstructiva y las teorías nómadas, contemporáneas. Incluso, desde nuestra interpretación, herencia para el pensamiento complejo.

Aunque pequemos de exageración, incluso de inclinación tendenciosa, lo vamos a decir: Para nosotros Edmund Husserl cierra el ciclo de la filosofía moderna, así como Emmanuel Kant es el que abre este ciclo. Estos son los filósofos más importantes, desde el aporte a la filosofía moderna y su estructuración, otorgándole una identidad propia; la de la crítica y la del análisis trascendental. El resto, pecando de cierta injusticia con algunas excepciones destacadas, lo que hace es reaccionar ante la irradiación de teorías filosóficas sistemáticas, solventes y críticas, llevando consecuentemente a la radicalidad, lo más influyente del pensamiento moderno. Para dar solo algunos ejemplos; Wilhelm Friedrich Hegel reacciona preocupado y hasta desesperado - ver su carta a propósito, después de escribir Fenomenología del espíritu -,  a la anomalía salvaje – usando la calificación acertada de Antonio Negri - de Baruch Spinoza y la deconstrucción – usando un término apropiado de Jacques Derrida - de la razón de Emanuel Kant. Martin Heidegger reacciona poéticamente ante la apertura fenomenológica de Edmund Husserl, dándole una tonalidad nihilista y hasta restringida, en los alcances interpretativos de la complejidad enfrentada en la modernidad tardía. En comparación, Heidegger tiene una actitud filosófica conservadora, a pesar de su seductora poesía especulativa filosófica, que, en vez de profundidad, embarniza de mitología a los conceptos. Friedrich Nietzsche es el demoledor de la filosofía moderna, como crítica del nihilismo; no es Karl Marx, como creen los marxistas. Marx continua la filosofía moderna por otros caminos; el del materialismo dialéctico; por otra parte, abre un campo epistemológico crítico de la economía política y de las estructuras de dominación, sustentadas en esta economía política; cuya proyección es la crítica de la “ideología”; su gran aporte subversivo.

La fenomenología, tal como aparece en Investigaciones lógicas II, abre el camino al análisis de la complejidad; sobre todo, es el antecedente inmediato de la fenomenología de la percepción de Merleau Ponty; que puede considerarse ya como una pos-filosofía, que cruza los límites del horizonte epistemológico de la modernidad, incursionando en el umbral, que despunta hacia los terrenos de las posibilidades abiertas para la comprensión de la complejidad, sinónimo de realidad.





[2] La nota de los traductores, es decir, de Manuel G. Morente y José Gaos, al respecto es la siguiente: Traducimos por ser conscio la palabra alemana “Bewusstheit”, forjada por Natorp para designar el darse cuenta, el tener consciencia, el ser conscio, independientemente de algo que la consciencia se da cuenta o es conscia. Los contenidos de que la consciencia es conscia son, sin duda, varios y diferentes; pero el ser conscia de ellos, el darse cuenta de ellos, es siempre idéntico, y eso es lo que Nartorp designa con la palabra “Bewusstheit”.


Leer más: http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/fenomenologia-de-la-consciencia/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario