domingo, 15 de mayo de 2016

DIAGONALES DEL PODER

Diagonal de poder

Raúl Prada Alcoreza

Diagonales del poder


Diagonal de poder 2

La episteme de la modernidad, sobre todo, en ciencias sociales y humanas, ha concebido no solo esquematismos duales, desde los cuales ha interpretado y explicado el mundo, sino también ha configurado como estratos completamente separadosespacios absolutamente distintos, hasta tal punto que casi no se tocan. La más sugerente teoría, la que más ha hecho inteligible a las formaciones sociales, es la teoría de la lucha de clases. Esta teoría, en sus mejores versiones, ha podido observar y reflexionar sobre las entremezclasentre las clases sociales; por lo menos, en sus bordes. Ha podido visualizar las dinámicas de la movilidad social. No así, como las versiones ortodoxas, que consideran que las clases socialespertenecen a mundos totalmente distintos, que solamente se tocan en el conflicto social. Sin embargo, a pesar de estas dilucidaciones, de las mejores versiones de la teoría de la lucha de clases, la teoría ha seguido manteniéndose en una suerte de cuadro de las clases sociales, como si fueran conglomerados completamente diferentes y fijados en una pirámide estática. Ahora, podemos hablar, contando con laexperiencia social, en sus innumerables realizaciones y formas singulares, contando con las investigaciones sociales, que la realidad social no es ésta, sino, mas bien, corresponde a espacios yuxtapuestos, imbricados, entrelazados, no solo por las dinámicas sociales y lasmovilidades sociales, sino porque distintas clases sociales pueden compartir “ideologías”, sentidos comunes, apegos a los imaginarios del poder. Por lo tanto, haciendo una transversal diagonal en la supuestaestructura social clasificada y fijada, encontraremos espesores intensos compartidos por distintas clases sociales. Por ejemplo, espesores “ideológicos”, culturales, de prejuicios, como los relativos almachismo o creencias ateridas como la de las religiones monoteístas. Si bien pueden diferenciarse en la potestad económica, no se puede dejar de ver que, a pesar de situarse como distintas clases sociales, hasta opuestas, pueden compartir prácticas económicas en el mercado, en los circuitos financieros, en el impulso a la acumulación de capital y en el exacerbado consumo inútil y banal.

Como puede verse, estamos, mas bien, ante cuadros, por así decirlo, como visibilidades, abigarrados. Quizás éste haya sido uno de los errores de la teoría de la lucha de clases; a pesar de su perspicacia histórico-política, al convertir la clase social en una esencia; por lo tanto, en un atributo metafísico, como si esto bastara para definir unapráctica políticamoral y ética. La experiencia social en las historias políticas, ha demostrado lo contrario. Distintas clases sociales pueden, mas bien, inclinarse a lo mismo, por la “conquista del poder”, según imaginarios  apologistas de la violencia y del oportunismo, por lograr  las dominaciones añoradas. Por ejemplo, dicho de manera más cruda, a solo dar la vuelta la tortilla, sin destruir las estructuras de poder, dedominacióncoloniales y patriarcales. Lo que se llama conservadurismo, en sentido amplio, en sus distintas manifestaciones, es compartido por distintas clases. No hay clase revolucionaria de por sí; por el hecho de pertenecer a tal o cual clase, sobre todo, subalterna. No hay, tampoco, exactamente, clase reaccionaria de por sí, aunque las clases dominantes tiendan regularmente a serlo, defendiendo el statu quo. Lo que parece haber, más bien son alianzas implícitasinconscientes,conservadoras, que comprometen a sectores de estratos de diferentes clases. Hay como una apuesta a mantener las reglas del juego, lasestructuras y las instituciones, que consolidan, legitiman y garantizan la continuidad del poder; es decir, de las múltiples formas de lasdominaciones. Ámbitos de poder, donde consideran se puede lograr la materialización de las propias expectativas, circunscritas al egoísmo trivial.

A pesar de sus buenas intenciones y la lucidez lograda por la teoría de la lucha de clases, no logró sus objetivos propuestos, destruir el Estado y sustituirlo por la asociación de productores. No pudo porque no logró visualizar la complejidad de las luchas emancipadoras y libertarias. Si bien se puede considerar la lucha de clases como una buena aproximación al acontecimiento social, quedó como instrumento ineficaz para demoler las estructuras de poder y lasestructuras de clases de la sociedad moderna. Al no tener unacomprensión más clara de la complejidad de las luchas sociales, políticas, culturales, decoloniales y anti-patriarcales; al no interpretar lo abigarrado de los frentes y enfrentamientos de las luchas, entonces, terminó por empoderar a personajes que tenían más parecido con los enemigos de clase que con los perfilesimaginados románticamente.

Hay quienes todavía creen que la teoría de la lucha de clases es la teoría por excelencia de las luchas sociales, de las emancipaciones y de las liberaciones múltiples, de clase, indígena, nacional, de mujeres y de diversidades subjetivas. Aunque lo hagan con la mejor intensión, que es el de continuar las luchas; esta teoría, que a ayudado mucho en el siglo XIX y XX en la organización de la rebelión social, se ha convertido, tal como está conformada, en un obstáculo para la continuidad de lasluchas. Continuación multitudinaria de las luchas plurales, por los mejores caminos, que no pueden ser otros que los que conduzcan a la destrucción del poder, de la estructura de la desigualdad social, de la estructura de las jerarquías, del orden de las dominaciones, de la estructura y malla mundial del colonialismo heredado y de las estructuras institucionalizadas del patriarcalismo.

De ninguna manera se niega la evidencia de las luchas sociales; todo lo contrario. Lo que es imprescindible es tener un mapa completo de las luchas, actualizado, configurado en toda su complejidad. Se trata de ver más claramente, con enfoques más detallados, contra qué se lucha cuando se lucha contra el poder y el sistema-mundo capitalista, que también debe ser llamado el sistema-mundo colonial, pues no hemos salido del horizonte del colonialismo. Lo que ha pasado es que la geopolítica colonial ha mutado.

Si los mejores portavoces de la teoría de la lucha de clases, que son losactivistas radicales, quieren honestamente destruir el poder y elsistema-mundo capitalista, que comprende el sistema-mundo-cultural, el sistema-mundo político, además del sistema-mundo colonial, que, mas bien, contiene a todos estos sistemas-mundos o los atraviesa, articulándolos, deben decidirse en el dilema en el que se encuentran. Salvar a una teoría, ya agoada, como sacerdotes, elaborando hipótesisauxiliares para justificarla, como hacen los monjes en toda religión, o dejarla como herencia, de un pasado heroico, y abordar la tarea deteorías complejas de las luchas sociales en un mundo efectivo, que desborda precisamente por su complejidad.  Esto, sobre todo, para mejorar la eficacia de las luchas sociales y de los movimientos sociales antisistémicos, así como de todos los pueblos del mundo en combate contra la dominación a secas de una hiper-burguesía mundial.


Cuando las experiencias sociales políticas enseñan que los líderespueden terminar formando parte de la misma estructura de poderodiada, el Estado, además de la geopolítica del sistema-mundo capitalista; cuando las propias organizaciones sociales, que defendieron los derechos económicos, usando los términos del marxismo político, así como los derechos sociales, jurídicamente conquistados; cuando los propios “partidos revolucionarios”, que lucharon con tesón, durante el periodo de las resistencias; terminan mutando hasta convertirse en los mejores dispositivos de lasestructuras de poder ateridas, solo que en condiciones de gobierno de una nueva élite, pero, nueva élite de lo mismo; entonces, estos son los síntomas de las falencias de una teoría, que hurgó en la llaga de la herida social.

Para comenzar a lanzar hipótesis de interpretación, todavía generales, de partida, diremos que lo que parece enfrentarse son diagonales transversales político-sociales-culturales, que cruzan la estructura social. Algunas diagonales, que logran conformarse y constituirse, a partir de alteridadesprácticas transgresoras, tendencias sociales, económicas, políticas y culturales alterativas, se enfrentan a una numerosa colección de diagonales, también transversales, que se inclinan por conservar los órdenes de relaciones de poder de lasdominaciones múltiples. En pocas palabras, ciertamente pecando deesquematismo, pero, útil en la ilustración, podemos decir que lo que se enfrenta es la sociedad alterativa a la sociedad institucionalizada. Dicho en términos más teóricos, incluso más metafóricos, podemos decir que lo que se enfrentan son mundos posibles y alternativos, almundo real, en sentido institucional, afincado de manera anacrónicaen un pasado fetichizado, que no olvida.

Muchos de nuestros compañeros y compañeras de lucha, en realidad, estaban en otras diagonales, las conservadoras, no lasalterativas, transgresoras, emancipadoras y libertarias. Se creyó que por el hecho de compartir una formación discursiva, una “ideología”, la interpelación a un enemigo común o varios, bastaba para considerar que compartíamos todo, es decir, todo lo que se refiere a la alteridad absoluta. Cuando se dio la ocasión, el momento de las pruebas, se evidenció, a todas luces, que no es así. Los discursos, la “ideología”, el enemigo común, no eran más que algunos de los rasgos, que no podían, ciertamente, definir las características completas de estos militantes y estas militancias fragmentadas. Como dijimos en un ensayo anterior, no hay el revolucionario puro o absoluto; esto es un mito[1]. Lo que hay son decisiones cruciales enmomentos cruciales. Entre estas decisiones, aprender y desprenderse de los conservadurismos, que todavía mantenemos. Además, aprender colectivamente, como pedagogía política de masas y multitudes.









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