miércoles, 27 de julio de 2016

Epistemología fenomenológica

Epistemología fenomenológica



Raúl Prada Alcoreza

 

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Ciertamente es posible y hasta aconsejable otra lectura de Investigaciones lógicas de Edmund Husserl. Se puede interpretar como epistemología, como el mismo Husserl define la lógica pura fenomenológica en Investigaciones lógicas I, dejando de lado las pretensiones de ciencia de la verdad absoluta, que también deja claro el autor.  Entonces, desde esta otra lectura, podemos valorar y describir esta epistemología fenomenológica, cuya base es la lógica pura, convertida en ciencia de la ciencia.

Como se dice en Investigaciones lógicas I, si las ciencias se estructuran o, mas bien, estructuran sus teorías recurriendo al paradigma de la lógica, para lograr conformar su cuerpo teórico, su enunciación universal, entonces, la epistemología fenomenológica analiza a las ciencias identificando el uso de la lógica pura en la construcción de su formación discursiva y enunciativa; sobre todo, en la condición de teoría. Funciona, por así decirlo, como meta-teoría, usando un término conocido por la academia para definir la epistemología. Esta mirada fenomenológica de la epistemología permite interpretaciones de las arquitecturas enunciativas de las ciencias, de sus estructuras teóricas; es más, de las estructuras de pensamiento, relativas a la episteme moderna.

Desde esta perspectiva fenomenológica de la epistemología, se configura apropiadamente el papel y la función estructurante de la lógica pura en la construcción explicativa de las ciencias. Entonces se esclarece la dinámica del pensamiento moderno. La lógica pura, sobre todo, la lógica pura fenomenológica, viene a ser el instrumental inductivo-deductivo y deductivo-inductivo, operador intelectual indispensable, en la construcción de las teorías científicas. De este modo, el mapa epistemológico de la modernidad adquiere una definición mayor, mostrando sus expansiones, sus bordes, sus vecindades, sus correlaciones, además de sus yuxtaposiciones e intersecciones, incluso, su orden y organización; si se quiere, la jerarquía de las ciencias.

Desde esta interpretación de las Investigaciones lógicas, como epistemología fenomenológica, la lógica pura como ciencia de la ciencia, despliega la ingeniería y lógica minuciosas de la interpretación epistemológica. Nos permite, si se quiere, un cuadro dinámico adecuado de la distribución y funciones diferenciales de las ciencias. Podemos ver el desarrollo de las lógicas, la potencia de la intuición matemática y la realización teórica de los campos matemáticos, el alcance de las disciplinas matemáticas aplicadas, además de su incidencia, no solamente en las ciencias, sino en el mundo moderno. Siguiendo el mapa epistemológico, la física, sobre todo teórica, sustentada en sus investigaciones, apoyada en las matemáticas, se constituye en una ciencia fundamental en el conocimiento del universo. Las ciencias naturales, a pesar de no haber alcanzado el grado de certeza de la física, que según Husserl es la verdad expresada en leyes, y moverse en ciertas incertidumbres, corregibles, se sitúan en un lugar jerárquico de las ciencias empíricas. Adquieren veracidad al construir sus teorías explicativas recurriendo a la lógica pura, como modelo cohesivo, coherente e integral. Las otras ciencias empíricas, como las llama el filósofo fenomenólogo, se mueven en márgenes mayores de incertidumbre. El referente que se tiene en las Investigaciones lógicas, es la psicología, que es como la teoría adversa a la fenomenología en lo que respecta a la explicación del conocimiento; la teoría psicológica presentada como psicología cognitiva. La ventaja de esta psicología cognitiva, respecto a la fenomenología del conocimiento, es que sus teorías se basan en investigaciones, además de estructurar su formación enunciativa recurriendo a la lógica pura, como dice Husserl.   La fenomenología no cuenta con investigaciones empíricas; se entiende por qué. Sustituye esta falencia con “investigaciones teóricas”; es decir, la investigación de la teoría pura de las teorías científicas. El objeto de “investigación teórica” es la teoría misma; respecto a la que se da cuenta de su verdad, del alcance de su verdad, en comparación con la verdad absoluta de la epistemología fenomenológica, mejor dicho, la ciencia de la verdad.

No vamos a discutir aquí esta pretensión de investigación de la fenomenología, efectuando la “investigación teórica” de las teorías. Lo hicimos en otros escritos[1], por cierto, no respecto a la fenomenología, sino en relación al debate epistemológico, entre las distintas corrientes epistemológicas. La investigación científica no puede ser sino empírica, claro que acompañada por paradigmas teóricos, metodologías y lógica. La excepción de la regla son las investigaciones matemáticas; no son, por cierto, investigaciones fenomenológicas, sino investigaciones desenvueltas desde la intuición matemáticaintuición realizada en los campos matemáticos y en la topología compleja; empero, de alguna manera, indirecta, contando con la verificación de sus aplicaciones. Independientemente de esta connotación de las matemáticas aplicadas, ya el hecho de hablar de intuición, incorpora, de manera inmediata, la incumbencia de la experiencia, como el mismo Husserl lo reconoce. Son, entonces, las matemáticas la excepción que confirma la regla. En conclusión, no hay investigación científica posible sin la experiencia.

Por eso, dejando de lado esta tesis insostenible de la fenomenología del conocimiento puro sin experiencia, de la teoría científica pura sin experiencia, de la lógica pura sin experiencia, la epistemología fenomenológica nos ofrece un cuadro dinámico de la episteme modernacuadro fino y definido, un mapa detallado de la composición epistemológica de las ciencias modernas; incluso, yendo más lejos, también de los conocimientos no científicos, de los conocimientos populares, es decir, de la doxa. Así mismo, estamos ante un mapa epistemológico que destaca las conexiones de los corpus teóricos de las ciencias, su distribución y el orden y organización integral de cómo se dan. Una segunda conclusión, anota el valor hermenéutico de la fenomenología en tanto epistemología; hemos criticado la fenomenología en tanto filosofía y pretensión desmesurada de ciencia de la verdad[2].

Por otra parte, esta epistemología fenomenológica, atiende las ciencias correspondientes a la episteme de la modernidad. Ahora, que hemos ingresado a la episteme de la complejidad, abandonando el esquematismo dualista de esta episteme, optando por las perspectivas del pensamiento complejo, que asumen la realidad efectiva como complejidad dinámica e integral, en constante devenir simultaneidad dinámica sincronizada[3], la epistemología fenomenológica no podría dar cuenta de esta episteme compleja, cuyo zócalo epistemológico es la física relativista y cuántica, en conexión complementaria con la topología matemática, compuesta por sus distintos campos matemáticos.  






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