Política y crítica de las armas
Raúl Prada Alcoreza
Política y crítica de las armas.pdf
Vamos a tocar un tema escasamente debatido, mucho
menos analizado críticamente, pues también se ha vuelto como un fetiche asumido, desde la exaltación de
la “violencia revolucionaria”, como si la violencia
en la revolución le diera a ésta radicalidad. Es como si la furia diera radicalidad al discurso denunciativo
o interpelador. Esto es como dejarse llevar por el sensacionalismo de los significantes
y de las formas simbólicas, sin atender
a la única cuestión que da radicalidad al
enunciado, al discurso y a la posición
política; ésta es la raíz del
problema, la raíz de la cuestión. Lo
que importa es la crítica al poder; la
crítica, interpelación y acción contra las dominaciones; la crítica de la
“ideología”, la crítica, la desconstrucción y el desmantelamiento del sistema-mundo capitalista; las
consecuencias prácticas de esta crítica. En este sentido, la cuestión de las armas fue un tema
fundamental en los debates de las corrientes
revolucionarias. En estas posiciones había desde las tendencias pacifistas
hasta los fundamentalismos violentos. Resumiendo el mapa de estos debates, podemos decir, que la cuestión de las armas giraba, en un principio, por lo menos, en
tres tópicos: el de la defensa de las organizaciones, del proletariado, del
pueblo; el de la conquista del poder;
el de la defensa de la revolución
triunfante. En una segunda etapa, los tópicos aumentaron; entre estos, se abrió
al debate la irradiación de la revolución
por medio de la expansión de las armas, usando al “ejército
revolucionario”. Hubo una variante, la guerrillera,
que se planteó esta irradiación como foco, que se instalaba en el territorio
de un país; esperando que el foco se
convierta en guerra de guerrillas a
mayor escala. También debemos citar, en esta lista, incorporando un tópico, de
la misma manera, poco discutido; éste es el del uso de la violencia del “Estado revolucionario”, contra la propia sociedad; tanto para efectuar las “transformaciones”,
así como mantener el orden, de la
misma manera, para desterrar a la “oposición conspiradora”. Este último punto
es de suma importancia, tomando en cuenta, la experiencia social política de los “Estados revolucionarios” del socialismo real.
La pregunta es: ¿La revolución triunfante debe usar
la violencia para transformar la
sociedad? Vamos a dar sobreentendida la necesidad de organizar la defensa, recurriendo a las armas; así como, dependiendo de las condiciones de posibilidad histórica-política
y circunstancias coyunturales, hacer uso
crítico de las armas para efectuar el desenlace
revolucionario; lo mismo, suponemos que es menester defender la revolución triunfante. Empero, ¿la revolución se exporta de un país a otro, sobre todo, usando la “violencia
revolucionaria”, recurriendo a la expansión
de la guerra, transfiriendo la “revolución” con el uso de las armas? Por otra parte, ¿cuándo se usa la violencia en la propia sociedad para “transformarla”, sigue
siendo una revolución? ¿No es este
fenómeno la reiteración recurrente del uso
de la violencia del Estado burgués, que ejerce la violencia para mantener el orden
o, si se quiere, para lograr el desarrollo?
Cuando no se discuten estos temas y tópicos
problemáticos es que se asume, mecánicamente, acríticamente, que por tratarse
de un “gobierno revolucionario” o un “Estado revolucionario”, por el hecho que
así se los concibe o se los llame, se autodenominen, todo lo que hagan, este
gobierno y esta Estado, es por generalización “revolucionario”. Tomando en
cuenta el balance de la historia política
de las revoluciones en la modernidad,
que tocamos en otros ensayos[1], podemos
decir que el recurso a la violencia es
la patente muestra del fracaso de la revolución misma triunfante. El recurrir a la violencia contra la
sociedad misma es la consecuencia de haber clausurado
la derivación radical de la revolución misma, la democracia radical, el autogobierno y el dar la palabra al pueblo. Las transformaciones
estructurales e institucionales, que implican la revolución, es decir, la liberación
y la emancipación múltiple,
plural y, diremos, metafóricamente, absolutas,
solo pueden ser producto de la praxis
de la sociedad misma. Nunca de la “violencia revolucionaria”, que no es otra
cosa, en estas circunstancias y condiciones, la de la imposición estatal, la de
la usurpación de la democracia, del autogobierno y la palabra del pueblo. La “violencia revolucionaria”, en estas
condiciones, no es más que una frase rimbombante, que encubre, la misma violencia reaccionaria y represora del
Estado, como instrumento de dominación.
Con esta ponderación y apreciación de la violencia estatal, no se excluye, ni se
niega, la necesidad de la defensa,
tampoco de la organización del contra-poder
en forma de crítica de las armas,
incluyendo, en determinadas circunstancias, coyunturas, contextos, la destrucción del poder. Esto abarca la defensa del país, de la Patria Grande, de la solidaridad fraternal con pueblos
sublevados, que luchan por la liberación
y emancipación. Empero, cuando la
propia armada, el propio “ejército revolucionario” se usa como amenaza, como máquina de guerra, cayendo, de este modo,
en juegos geopolíticos, es decir, de dominación mundial, no se hace otra cosa
que hacer lo mismo que las armadas y ejércitos imperiales, de las máquinas de poder, del sistema-mundo capitalista. En otras palabras, son otras máquinas de guerra de la geopolítica mundial, que se disputan la dominación del mundo. Esto
nada tiene que ver con la revolución,
con la emancipación, con la liberación; lo que connota que no tiene
nada que ver con el comunismo, con el
socialismo. Que se lleve el nombre de
“ejército revolucionario”, no convierte semejante estrategia geopolítica en acción
revolucionaria, en, para contrastar, geografía
emancipadora[2].
Ningún ejército, ninguna armada, por más nombres rimbombantes que se ponga, por
más “revolucionario” que se crea, puede sustituir a las voluntades singulares de los pueblos. En la era de las simulaciones del sistema-mundo capitalista, del
sistema-mundo político, del sistema-mundo
cultural, estas comedias y usurpaciones se han dado. Se trata de mecanismos
de legitimación de acciones y
estrategias que no son otra cosa que la continuidad
de las formas de dominación, con
distintos discursos, personajes, guiones, nombres y símbolos.
En consecuencia, la contra-violencia revolucionaria, del contra-poder popular, que es el recurso a la crítica de las armas, es la herramienta
necesaria, en defensa de la marcha,
del camino, hacia el autogobierno del
pueblo; es obligado uso, debido a la ofensiva militar del poder, en su forma estatal conservadora, liberal o neoliberal, en su forma imperialista, en su forma imperial. Nunca de la restauración estatal, con otros
nombres. Cuando esto ocurre, se marca ya
el ingreso a la regresión, a la decadencia, sobre todo, a la usurpación de la potestad del pueblo, por parte de una nueva élite de poder;
aparezca en forma de una nueva burocracia
absoluta o en formas gubernamentales
barrocas.
La violencia
estatal puede camuflarse en discursos que demandan la “defensa de la
revolución”, cuando, en realidad, se trata de la defensa de la nueva élite del
poder, de la burocracia absoluta,
de la impostura grotesca correspondiente a la usurpación de la potestad popular. La defensa de la revolución es decisión colectiva de la democracia, del autogobierno; es el consenso
popular, que hace converger las voluntades
singulares, uniendo las fuerzas
sociales para la defensa.
Ahora bien, el recurso a la crítica de las armas, a la organización
militar popular, no corresponde a ninguna improvisación. El hecho militar de la contra-violencia revolucionaria, del contra-poder popular, requiere de la tecnología, de las
estrategias, mas ingeniosas, inventivas y audaces que se puedan elaborar.
El enfrentamiento militar es un acontecimiento
que exige la disponibilidad total
de las fuerzas populares, se juega,
por así decirlo, su ser mismo. Vencer
a las máquinas de guerra estatales,
imperialistas e imperiales, requiere de la capacidad organizativa de contra-máquinas de guerra, que vayan más
allá de lo que pueden las máquinas de
guerra. La ventaja, por lo menos, teórica, de las contra-máquinas de guerra es que no son solamente corporaciones y complejos tecnológicos,
no son solamente sistemas-mecánicos,
que por más eficientes que fueran, no pueden contra la potencia social liberada, que libera, a su vez, la ciencia y tecnologías restringidas,
subsumidas a la dominación, al poder y a la acumulación del capital. La destrucción de la vida tiene desventajas
grandes respecto a la potencia creativa
de la vida. Estas capacidades organizativas, estratégicas, tecnológicas,
solo pueden realizarse cuando se libera la potencia
social, cuando se da la palabra al pueblo, cuando se ejerce el autogobierno.
La coyuntura actual
mundial, en la crisis estructural y
orgánica del sistema-mundo capitalista, en la etapa de la decadencia del sistema-mundo político y del
sistema-mundo cultural, es decir, de la civilización
moderna, es indispensable tener claridad sobre estos temas y tópicos; hacer
inteligible la complejidad del sistema-mundo,
las amenazas y alcances de las amenazas del sistema-mundo
capitalista, de sus máquinas de
guerra, de sus máquinas de poder,
incluyendo a sus máquinas extractivistas y máquinas de comunicación de masas. En
la medida que está amenazada la vida
en el planeta, la sobrevivencia humana,
los pueblos del mundo están convocados
existencialmente a actuar, a detener la locomotora desbocada de todas las máquinas de destrucción de la vida. Que
lo hagan o no, depende de su capacidad de liberarse de la “ideología”, de los fetichismos diversos, de las capturas institucionales, que hacen de mallas del poder mundial del sistema-mundo capitalista.
[1] Ver Paradojas de la
revolución y Crítica de la ideología:
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/paradojas-de-la-revolucion/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-de-la-ideologia/.
[2] Ver Guerras periféricas; también Genealogía de la guerra: http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/guerras-perifericas/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/genealogia-de-la-guerra/.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario