Clausura del horizonte moderno
Raúl Prada Alcoreza
La clausura de un horizonte
Índice:
A modo de introducción
Crisis del sistema-mundo
Más allá del occidente y el oriente
Sistema-mundo político
Crisis del orden mundial
Mecánicas y dinámicas del sistema-mundo político
Globalización ideológica e ideología
de la globalización
Metafísica de la economía
Crisis de la democracia representativa
Política y democracia
La concepción inocente
de la democracia
Democracia representativa
Arenas deleznables, suelos inconsistentes
A modo de introducción
No hablamos apocalípticamente, aunque pueda aparecer, a veces como metáfora, la figura del apocalipsis, como fondo imaginario, para ilustrar; tampoco hablamos como la decadencia de occidente, como lo hacía en tono apocalíptico y profético Oswald Spengler, en su conocido libro La decadencia de occidente; bosquejo de una morfología de la historia universal[1]. No estimamos, a la manera marxista, el hundimiento en sus contradicciones del modo de producción capitalista, como resultado de la dialéctica de la historia; sino, que consideramos que tanto el sistema-mundo capitalista como suderrumbe solo se dan y pueden darse por la proliferante práctica, plural, local, social, colectiva, grupal e individual, de las fuerzas sociales, atrapadas en las mallas institucionales; en el segundo caso, del derrumbe, en contraste, por la liberación de la potencia social. Lo que impide comprender que el mundo construido es resultado de lapraxis social, lo que obstaculiza el librarse de las capturas institucionales, lo que inhibe liberar la potencia social, la potencia creativa e inventiva, para construir mundos alternativos, es la “ideología” generalizada, que corresponde a la economía política generalizada. Por eso, se pone mucha atención en la crítica de la economía política generalizada, en la crítica de la “ideología”generalizada, que es crítica a la fetichización generalizada, que para nosotros, corresponde a la crítica del poder, en todas sus formas, variaciones y genealogías, critica de las dominaciones polimorfas.
La primera parte, está dedicada a la crisis del sistema-mundo político; la segunda, a la crisis de la democracia representativa. El título de la primera parte retoma una proposición hecha en un escrito, que está incluido en este ensayo, que se titula precisamente Sistema-mundo político, como sugiriendo otro plano de intensidad, esta vez, político, del sistema-mundo capitalista, entrelazado con la economía mundo capitalista y con la cultura-mundo. En los capítulos de esta primera parte se ocasionan desplazamientos teóricos; no se asume el sistema-mundo político reducido y circunscrito al orden mundial, que, mas bien, se considera como la malla institucional, la maquinaria imperial, por así decirlo, del orden de las dominaciones a escala mundial. Elsistema-mundo político desborda la malla institucional del orden mundial, malla institucional mundial que busca poner orden en eldesorden planetario, en el caos múltiple, plural, proliferante, debullentes singularidades, que hacen al mundo efectivo, en constantedevenir. El sistema-mundo político, entonces, es este caos, desde laperspectiva reguladora del orden mundial; caos organizador, que sesistematiza, por así decirlo, espontáneamente. Son los efectos masivosde la bullente singularidad de las acciones, las prácticas, las relaciones, múltiples, la que ocasiona efectos masivos, molares,conformando tejidos entrelazados, más que instituciones. Tendríamos que hablar de lo previo, de prejuicios, de habitus, de esquemas de conductas y comportamientos. En consecuencia, no es un camino adecuado comprender y conocer el sistema-mundo político en las fuentes discursivas de las instituciones; esto es como creer en la propia imagen que tienen de sí mismas estas instituciones. El recorrido adecuado para aproximarse al mundo efectivo, al sistema-mundo político, es, más bien, el de las prácticas, de las acciones, de los tejidos entrelazados, de los mapas yuxtapuestos de los dominios, como espacios, y de las resistencias, como territorios.
Sin embargo, este entorno, por así decirlo, del orden mundial, estesistema-mundo político, no es, de ninguna manera, lo último, elsubstrato del acontecimiento político. Más allá del sistema-mundo político, incluso, mejor dicho, más acá del sistema-mundo político, se encuentra como condición de posibilidad del tejido social, que contiene al tejido político, el pluriverso de las sociedades alterativas, que no son exactamente resistencias, como entendía Michel Foucault, sino, más bien desbordes, flujos de fuga creativos de la potencia social, más parecidos a las líneas de fuga de Gilles Deleuze y Félix Guattari.
Lo que viene después, en esta primera parte, puede denominarse como relativo a las diseminaciones de la modernidad; la decadencia, no en el sentido de Spengler, sino, más bien, en el sentido del nihilismocriticado por Friedrich Nietzsche. También, en sentido práctico, se podría decir, que se trata de la crítica de la globalización.
La segunda parte, crisis de la democracia representativa, se dedica a lacrítica de la democracia restringida, institucionalizada, formalizada, reducida a la hipostasis del ejercicio de la democracia, que no puede ser otro que el autogobierno del pueblo. Este ejercicio del poder, que subordina al pueblo a la representación y a la delegación, conformando mediaciones de mando, de legislación y de justicia, instaura lasdominaciones modernas, edulcorando las cadenas, las redes decaptura, la usurpación de las voluntades singulares en la llamadarepresentación de la voluntad general. También se ocupa de la crítica a las teorías contemporáneas académicas de la democracia. Teorías, rescatables, en algunos casos, por sus descripciones; empero, débiles en sus puntos de partida, en sus premisas, en sus paradigmas teóricos, así como insostenibles o, en su caso, banales en sus conclusiones.
Ambas parte, la primera y la segunda, de La clausura de un horizonte, la de la crisis del sistema-mundo político y la de la crisis de la democracia representativa, auscultan problemáticas, que, en parte, son heredadas, en condición de no resueltas, y, en parte, son nuevas perspectivas de la percepción social, de la experiencia social y de la memoria social, que son apreciadas desde la perspectiva de la complejidad.
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