Flujos-espesores
Raúl Prada Alcoreza
Flujos y espesores.pdf
Índice:
Introducción
Estrategias banales
Estrategias y aparatos
Nomadismo y sedentarismo
Flujos y máquinas
Paradoja flujos-espesores
Genealogías y espesores
de las instituciones
Energía, flujos e instituciones
Flujos, instituciones y diseminaciones
¿Qué gobierna?
Liberar la potencia social
Introducción
El pensamiento
complejo ante la complejidad integral,
sinónimo de realidad, que
incursiona ha heredado el lenguaje,
que es el lenguaje hablado y escrito;
sobre todo, el lenguaje desenvuelto
en la modernidad. Este lenguaje está
cargado por las estructuras lingüísticas
conformadas en milenios, por conceptualizaciones
cinceladas en la filosofía moderna, modificadas operativamente por las ciencias, usadas y abusadas por las retoricas políticas e “ideológicas”. Se
trata de conceptos, teorías, paradigmas, adecuados a los esquematismos dualistas del pensamiento
de la episteme modera; no son
adecuados para expresar el pensamiento
complejo y su perspectiva de la
complejidad. Otro lenguaje no se inventa de la noche a la
mañana. El pensamiento complejo está
condicionado en las exposiciones y en
la formación expresiva; tiene que
usar el lenguaje heredado. Sin
embargo, lo puede hacer, recurrir al lenguaje,
transformándolo, comenzando a usarlo como espesor de ámbitos metafóricos.
Con Flujos y
espesores ingresamos a un nuevo desplazamiento[1].
Esta vez tratando de pensar los acontecimientos
desde las fuerzas fundamentales de
universo y sus composiciones, las
combinaciones de composiciones; desde la conformación
de espesores por asociaciones.
Ciertamente, flujos y espesores son metáforas para referirse a
acontecimientos primordiales, a
procesos inaugurales, a conformaciones matriciales. Además, metáforas
utilizadas en distintas escalas y en distintas dimensiones; desde los flujos vinculados a las fuerzas fundamentales hasta los flujos compuestos, devenidos, comprendiendo también los espesores, que responden a combinaciones
de composiciones, llegando a señalar los flujos sociales y los espesores
sociales como espesores
institucionales, los significados
singulares de flujos y de espesores cambia, adquiere su sentido inmanente en la complejidad singular de que se trate.
La mirada móvil, dinámica, integral y simultánea de la
perspectiva de la complejidad,
sugiere interpretaciones teóricas, cuyo enfoque de los acontecimientos sociales, se efectúa desde la integralidad lograda por las composiciones
primordiales de las fuerzas
fundamentales. Se ha salido del esquematismo
dualista del pensamiento moderno.
Lo que importa, ya no son los dualismos,
ni las oposiciones, ni las contradicciones, sino la articulación compleja de las singularidades, que lo son por la integración de múltiples planos y espesores de intensidad. Lo que importa es la dinámica paradójica y creativa de conjuntos de complementariedades
de composiciones complejas de las singularidades. Todo esto nos lleva a comprender los acontecimientos
sociales desde su inmanente y
trascendente complejidad, al
mismo tiempo, utilizando dos conceptos filosóficos discutibles. Ya no como si
fueran solo hechos sociales, que además son dichos en el lenguaje racionalista abstracto de las teorías sociales, sino son acontecimientos
integrales; si se quiere, para
reducir el enfoque al mundo efectivo,
dejando pendiente el universo, se
trata de acontecimientos ecológicos.
Por lo tanto, el conocimiento, la interpretación y las explicaciones de los
acontecimientos sociales adquieren
otros sentidos, significaciones, denotaciones y connotaciones, diferentes a los
restringidos campos sociales[2].
Así mismo, la condición
epistemológica de la comprensión,
de la interpretación, de los conocimientos, cambia. Ya no se trata de conocimientos que giran en el campo teórico, en el pensamiento reducido a la racionalidad abstracta, separada,
imaginariamente, del cuerpo; no
reclama, como los paradigmas filosóficos
y científicos de la modernidad, ser portador de la verdad. El pensamiento
complejo es consciente que es
solamente una herramienta provisional,
además que forma parte de la dinámica de
la fenomenología de la percepción, como parte del cuerpo, por lo tanto, de los ciclos
y devenires de la vida. El pensamiento
complejo no se concibe autónomo, diferenciado, como en una división del
trabajo, del resto de los sentidos y
del cuerpo; al formar parte del cuerpo depende de los procesos
inherentes y sus ciclos. Si no hay cuerpo
no hay pensamiento. Entonces el pensamiento complejo se expresa
integralmente, con todo el cuerpo.
De la misma manera, cuando hablamos, metafóricamente,
de pensamiento social, haciendo
referencia a las formaciones enunciativas
y formaciones discursivas, de una
época, también podríamos decir que el pensamiento
complejo social se expresa con
todo el cuerpo social. En este caso
las instituciones juegan el papel
material de las formaciones discursivas,
de las formaciones enunciativas y de
la conformación de los imaginarios
institucionales, las “ideologías”. En este caso, un enunciado está ligado a una estructura
institucional, además de un acontecimiento
social, que puede ser pretérito. El acontecimiento
ya no está pero el enunciado sigue
todavía. Este es uno de los fenómenos
anacrónicos del pensamiento moderno[3].
A partir de este enfoque,
el de la complejidad, se ingresa al
análisis de temas cruciales de las sociedades, sobre todo, de las sociedades institucionalizadas y de sus mallas institucionales; esto es, el de
las estrategias. Puesto que las estrategias son las metodologías diseñadas para lograr determinadas finalidades, caras para el Estado. Sin
embargo, las estrategias, en sentido
amplio, que responden a diseños anticipados de acciones, una vez de haberse
informado, procesado la información, interpretado y usado para diseñar un plan
de incidencia, pueden mantener el nombre y la pretensión de serlo, sostenidas
par la ceremonialidad del Estado y
por la “ideología”. Por lo tanto, no ser efectivamente estrategias, sino formar parte de las retoricas y los montajes
del poder. La institucionalidad del poder, sus saberes, las “ideologías”,
confunden plenamente el mundo de las
representaciones con el mundo
efectivo; creyendo que las representaciones
son como un espejo de la realidad. Cuando son provisionales
figuraciones, en condiciones coyunturales, concretas y específicas, que no
podrían generalizarse, menos universalizarse.
Lo de las estrategias
es importante, pues, se puede decir que éstas forman parte de la vida misma, de los organismos vivientes, pues, como dice Edgar Morin, calculan, computan,
conoce, preparan respuestas al entorno, inciden, buscando lograr determinados
objetivos propuestos[4].
Se puede aceptar la tesis de que, en el caso de las sociedades humanas, la elaboración de estrategias se complejiza, además de volverse evocativas. Sin
embargo, cuando se trata del Estado, parece indispensable distinguir su fase de ascenso de su fase de descenso, fase regresiva; en la
primera fase, pueden, en algunos casos, sobre todo en los Estado-nación
consolidados, tomar éstos en serio el desarrollo de estrategias de Estado; en cambio, en la segunda fase, como que se
da una inclinación por preferir la simulación,
hablar de estrategias, cuando en
realidad se trata de referencias en la retórica
misma del poder.
Más acá y más allá del Estado, los ámbitos
paradójicos - ya no los campos,
que son parcialidades, en el cuadro
dualista del análisis social y político en la modernidad - de poder y
contra-poder, de Estado y sociedad, de política restringida y política plena,
parece que la matriz paradójica se da como la paradoja nomadismo-sedentarismo. Como bien lo anotaron Gilles
Deleuze y Félix Guattari, en Mil mesetas,
no hay nomadismo puro, tampoco sedentarismo
puro; observando a Pierre Clastres, dicen que no hay sociedad sin Estado, que antecede al Estado, de donde emerge la máquina abstracta de poder[5].
Las sociedades nómadas coexistieron
con las ciudades-Estado, siendo su
pesadilla, pues los nómadas aparecían
cualquier rato, de repente; de unos pocos, aparecen miles, cientos de miles,
ocupando la ciudad. Se puede interpretar que los Estado-imperios corresponden a la defensa del Estado circunscrito, que se convierte en un Estado en expansión, que avanza contra los nómadas y expulsándolos a las fronteras
internas y externas. Las sociedades nómadas son las sociedades alterativas, las sociedades institucionalizadas,
sedentarias, son las sociedades que legitiman
al Estado. En las genealogías del
poder, parece que la paradoja
dinámica nomadismo-sedentarismo
se ha transformado, de acuerdo a la
misma complejización de las estructuras sociales y las mallas institucionales del Estado. Los nómadas no han desaparecido, sino que
están en perpetuos recorridos
transgresores de fronteras, desafiando a los estados, asentados en espacios estriados. Las sociedades alterativas siguen siendo una
pesadilla para las sociedades
institucionalizadas, sobre todo para el Estado
paranoico.
En el ensayo se acerca a los nómadas a los flujos de
fuerzas, que escapan a la captura y
al control de las máquinas de poder, se acerca entonces a
los nómadas a los flujos sociales creativos. En cambio,
las instituciones aparecen como espesores conformados por retención de
parte de las fuerzas sociales,
haciendo circular su energía al
interior de estos aparatos de dominación.
Los flujos
entonces son las cuerdas y las energías, las vibraciones, las ondas y
las composiciones que se forman; es
decir, la energía creativa, en sus
distintas formas. Los flujos están íntimamente vinculados o,
mas bien, emergen, de las composiciones y combinaciones de las fuerzas fundamentales del universo.
Aparte de los flujos, que responden a
las fuerzas fundamentales dadas, a determinadas
composiciones matriciales, aparte de
la energía creativa, está la energía conservadora, en el buen sentido
de la palabra, que atrae, cohesiona,
consolida, las composiciones
conformadas por los flujos. En estos juegos paradójicos entre flujos y espesores, flujos e instituciones, nomadismos
y Estado, también se halla la paradoja
flujos y máquinas. Hablamos de las máquinas
de poder y las máquinas de guerra.
Si bien muy pocos estados elaboran estrategias,
en el sentido efectivo del concepto, en cambio todos los estados suponen máquinas de poder y máquinas de guerra. En el primer caso, no se requiere
necesariamente de estrategias, en
tanto que en el segundo, éstas son requeridas. No todos los estados, como
dijimos, elaboran estrategias, otros
se contentan con imitar.
Las máquinas
son mecanismos integrados, aparatos
articulados, funcionando como sistemas
estructurados por engranajes
tecnológicos; no requieren necesariamente de estrategias, pues ya su propia ingeniería lo es, de alguna manera.
No les interesan tampoco elaborar estrategias,
puede mencionarlas, como si las conocieran y las hubieran construido, empero,
eso no importa; lo que sí importa es la eficacia
de las capturas, los controles, los disciplinamientos, las normatizaciones
y normalizaciones de las subjetividades;
es decir, lo que importan son las efectuaciones
de las dominaciones. Como en el caso
de las instituciones, las máquinas, para funcionar, también
requieren de capturas de fuerzas, capturas de energías, por lo tanto, del control de las reservas donde se encuentran estas energías. Las máquinas no
son autónomas, aunque se diga que sí, desde el discurso estatalista; las máquinas,
como las instituciones, requieren de
las sociedades, que parte de las sociedades las activen constantemente.
El ensayo concibe el transcurrir de las instituciones y sus mutaciones desde la lectura genealógica;
en otras palabras, desde la genealogía
del poder. Pero, lo hace, concibiendo, al mismo tiempo, a las instituciones como espesores conformados por asociaciones
de flujos sociales, apreciaciones
que corresponden a la perspectiva de la
complejidad. Dicho de otra manera, el pensamiento
complejo concibe a las instituciones
dentro de las paradojas dinámicas
donde se encuentran.
Ahora bien, como hemos anotado, la perspectiva de la complejidad, no
ausculta los acontecimientos desde el
referente del tiempo, tampoco del referente del espacio; siendo su zócalo
epistemológico la física relativista y
la física cuántica. Más que referente, sino siendo el acontecimiento mismo que contiene al
mismo universo, en sus distintas
escalas, es el tejido espacio-tiempo;
en ese sentido, no coloca a los acontecimientos
en la linealidad del tiempo y en su secuencia, pasado, presente y futuro, sino en la simultaneidad dinámica. Cuando se habla del proceso político-cultural, que sufren las instituciones, cuando se usa metafóricamente, la figura geométrica
de la curva de ascenso y descenso, se
lo hace para ilustrar, distinguiendo la fase
briosa de las instituciones de la
fase decadente de las mismas. Lo de
si esta figura de las fases sigue
atrapada todavía en la visión linealista
del tiempo, lo dejaremos para
después, para no distraernos. En todo caso, recordamos que dijimos que el pensamiento complejo se encuentra
obligado a usar el lenguaje heredado,
aunque lo hace de-construyéndolo,
revisándolo, transformándolo, sobre
todo, en la práctica, usándolo como ámbitos
metafóricos.
La hipótesis
interpretativa del ensayo dice que en la fase de descenso del proceso histórico-político-cultural
de las instituciones, es cuando las
mismas, su periodo, su decurso, ingresan a la decadencia; en consecuencia, a la diseminación. La otra hipótesis
interpretativa sugerente dice que los gobiernos
no gobiernan, los estados no
gobiernan, aunque se ilusionan hacerlo, aunque parezca que ocurre, sobre
todo, en la primera fase institucional.
En la perspectiva de la complejidad, que
analiza desde el enfoque de las fuerzas
componentes, de sus flujos, de sus
energías, de sus espesores, a las sociedades
humanas, a sus instituciones, a sus
estados, se observa que estos dispositivos
y aparatos no pueden gobernar a
las fuerzas que los han creado. En la
fase decadente, es cuando las fuerzas, que supuestamente controlan, se
desbordan, ocasionando la diseminación
de las instituciones.
Se retoma la tesis de que las revoluciones en la modernidad,
por más impacto que hayan causado en la transformación
de las sociedades modernas, han caído en el círculo
vicioso del poder, restaurando el Estado, la máquina abstracta del poder; sustituyendo unas dominaciones por otras. En consecuencia, sufriendo también, los regímenes revolucionarios, la misma
curva de ascenso y descenso de los procesos inherentes a las mallas institucionales. Entonces, no es
sorprendente que también se arrastren a su propia diseminación.
[1]
En el prólogo al
ensayo El mundo como espectáculo,
hicimos una evaluación del recorrido de las escrituras de ensayos, que vienen
dándose desde el 2010, después de la experiencia
de la Asamblea Constituyente y del proceso constituyente que la sostiene. Antes de este periodo reciente de la crítica
que despliego, corresponde al periodo de Comuna. Entonces el 2010 comienza la evaluación crítica del proceso constituyente, de la movilización prolongada y de la gestión del gobierno populista. Lo que implica
también ocasionar un desplazamiento
respecto a los que se escribió, se asumió militantemente, como activista, en el
periodo de Comuna. Reproducimos
entonces ese balance:
Desde Anti-producción iniciamos una secuencia, se podría decir, ya tierra adentro, en lo que consideramos
el espesor intenso de la episteme de la complejidad. Le sigue Diseminaciones, después viene El mundo como espectáculo; el ensayo que
presentamos. Como decíamos, estos tres ensayos forman parte de las incursiones,
tierra adentro, en lo que denominamos
el pensamiento complejo. La explosión de la vida y Más acá y más allá de la mirada humana,
que ya se concebían como desplazamientos,
incluso como rupturas, respecto a la
producción crítica anterior, vale decir la producción
teórica que se viene acumulando
desde Horizontes de la descolonización
hasta Pensamiento propio, pasando por
Descolonización y transición,
siguiéndole Acontecimiento político,
se pueden considerar como puentes que
cruzan el rio, que separa estos bloques enunciativos. Miseria de la geopolítica corresponde a
esta etapa; se trata de la crítica a
la geopolítica extractivista del gobierno populista. Aunque ya, en este transcurso de cruce,
atravesando los umbrales y límites, ya se exponen consideraciones epistemológicas, que
suponen el zócalo de la nueva episteme, denominada episteme compleja; zócalo
epistemológico, que corresponde a la física
contemporánea, la física relativista y la física cuántica. Se puede decir que
estos ensayos de desplazamiento y,
también, de ruptura, son, además de aventura de viaje, alejamiento, abandono e
inicio de un nuevo comienzo, son, así mismo, el arribo al borde o la orilla de la nueva tierra. En Episteme compleja, se inicia la reflexión apropiada al pensamiento complejo, una vez arribados
a las nuevas tierras.
En cambio, Cartografías histórico-políticas, Gramatología del acontecimiento, México: Intensidades
sociales y territoriales, Continentes y
océanos, estratificaciones y flujos de fuga, corresponden a lo que podemos
decir la clausura de la acumulación crítica. Una especie de balance crítico de la crítica misma, así como un mapeo de las cartografías de poder y de las gramatologías
de los acontecimientos. Una irradiación de estos ensayos es Las mallas del poder, que procede de la
misma manera que los anteriores ensayos, ahora procedimiento aplicado a la evaluación crítica de las cartografías de poder en Bolivia, en el
transcurso del llamado “proceso de cambio”. Lo mismo se puede decir de Paradojas de la revolución, que
corresponde al debate con la “izquierda” tradicional marxista. En estos
transcursos nos encontramos con Cartografías políticas y
económicas del chantaje, que es como la irradiación crítica de estas cartografías y gramatologías, aplicadas
a la interpelación de la gubernamentalidad
clientelar del Estado rentista,
correspondiente a la economía colonial
extractivista del capitalismo dependiente.
Acontecimiento libertario, es, mas
bien, otra irradiación, empero, correspondiente a la acumulación crítica. Si hay algún desplazamiento y alguna ruptura,
tiene que ver más con desplazamientos y
rupturas políticas, pues se trata de la perspectiva
anarquista, que se rebela a la perspectiva
marxista, que considera obsoleta y conservadora.
Crítica de la economía política generalizada y La inscripción de la deuda, su conversión infinita forma parte de esta
crítica de la economía política
generalizada integrada a la crítica
genealógica del poder. Se podría decir, que estos textos son como transversales en el recorrido de los desplazamientos que describimos, pues
retoman perspectivas nómadas, que se
encuentran expuestas ya en Acontecimiento
político.
Crítica y complejidad, Contrastaciones,
Signo-movimiento y Más allá de
Nietzsche, forman parte del debate con la corriente conservadora, auto-identificada como liberal, que pretende hacer crítica
del populismo, así como del marxismo;
sin embargo, lo que hace es, buscar afirmar sus prejuicios “ideológicos” de
clase y de casta.
Volviendo a la presentación de El mundo como espectáculo, que forma parte de la triada de ensayos
que usan el pensamiento complejo, por
lo tanto, moviéndose sueltamente en las aguas de la episteme compleja, para hacer la lectura e interpretación de la complejidad
reconocida en los acontecimientos
del presente. Se consideran los
tejidos entrelazados de la complejidad, su simultaneidad dinámica integral de
los acontecimientos, en sus distintas escalas, planos y espesores de
intensidad. Se retoma la crítica, empero, ahora, desde la perspectiva, móvil,
simultánea, desenvuelta, del pensamiento
complejo.
[2]
Para una referencia a estos tópicos de flujos
y espesores, que corresponde a una interpretación desde la topología y la teoría de las cuerdas, revisar Más
acá y más allá de la mirada humana; también Episteme compleja. Obras citadas en este ensayo.
[3] Para una
referencia del concepto configurante de acontecimiento,
revisar Acontecimiento político, ensayo
que también ha sido citado en el presente escrito.
[4] Revisar de
Edgar Morin El método. Tomos I-VI. http://www.edgarmorin.org/images/descargas/libros/el_metodo_1.pdf.
file:///C:/Users/RAUL%20PRADA/Documents/Pensamiento%20complejo/edgarmorinelmetodoii.pdf.
[5] Ver de
Gilles Deleuze y Félix Guattari Mil
mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Tomos I y II.
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