viernes, 8 de abril de 2016

Flujos-espesores

Flujos-espesores


Raúl Prada Alcoreza

Flujos y espesores.pdf








Índice:


Introducción                                            

Estrategias banales                                

Estrategias y aparatos                             

Nomadismo y sedentarismo                    

Flujos y máquinas                                   

Paradoja flujos-espesores                              

Genealogías y espesores

de las instituciones                                

Energía, flujos e instituciones                  

Flujos, instituciones y diseminaciones     

¿Qué gobierna?                                       

Liberar la potencia social                        




Introducción

El pensamiento complejo ante la complejidad integral, sinónimo de realidad, que incursiona ha heredado el lenguaje, que es el lenguaje hablado y escrito; sobre todo, el lenguaje desenvuelto en la modernidad. Este lenguaje está cargado por las estructuras lingüísticas conformadas en milenios, por conceptualizaciones cinceladas en la filosofía moderna, modificadas operativamente por las ciencias,  usadas y abusadas por las retoricas políticas e “ideológicas”. Se trata de conceptos, teorías, paradigmas, adecuados a los esquematismos dualistas del pensamiento de la episteme modera; no son adecuados para expresar el pensamiento complejo y su perspectiva de la complejidad.  Otro lenguaje no se inventa de la noche a la mañana. El pensamiento complejo está condicionado en las exposiciones y en la formación expresiva; tiene que usar el lenguaje heredado. Sin embargo, lo puede hacer, recurrir al lenguaje, transformándolo, comenzando a usarlo como espesor de ámbitos metafóricos.

Con Flujos y espesores ingresamos a un nuevo desplazamiento[1]. Esta vez tratando de pensar los acontecimientos desde las fuerzas fundamentales de universo y sus composiciones, las combinaciones de composiciones; desde la conformación de espesores por asociaciones. Ciertamente, flujos y espesores son metáforas para referirse a acontecimientos primordiales, a procesos inaugurales, a conformaciones matriciales. Además, metáforas utilizadas en distintas escalas y en distintas dimensiones; desde los flujos vinculados a las fuerzas fundamentales hasta los flujos compuestos, devenidos, comprendiendo también los espesores, que responden a combinaciones de composiciones, llegando a señalar los flujos sociales y los espesores sociales como espesores institucionales, los significados singulares de flujos y de espesores cambia, adquiere su sentido inmanente en la complejidad singular de que se trate.

La mirada móvil, dinámica, integral y simultánea de la perspectiva de la complejidad, sugiere interpretaciones teóricas, cuyo enfoque de los acontecimientos sociales, se efectúa desde la integralidad lograda por las composiciones primordiales de las fuerzas fundamentales. Se ha salido del esquematismo dualista del pensamiento moderno. Lo que importa, ya no son los dualismos, ni las oposiciones, ni las contradicciones, sino la articulación compleja de las singularidades, que lo son por la integración de múltiples planos y espesores de intensidad. Lo que importa es la dinámica paradójica y creativa de conjuntos de complementariedades de composiciones complejas de las singularidades.  Todo esto nos lleva a comprender los acontecimientos sociales desde su inmanente y trascendente complejidad, al mismo tiempo, utilizando dos conceptos filosóficos discutibles. Ya no como si fueran solo hechos sociales, que además son dichos en el lenguaje racionalista abstracto de las teorías sociales, sino son acontecimientos integrales; si se quiere, para reducir el enfoque al mundo efectivo, dejando pendiente el universo, se trata de acontecimientos ecológicos. Por lo tanto, el conocimiento, la interpretación y las explicaciones de los acontecimientos sociales adquieren otros sentidos, significaciones, denotaciones y connotaciones, diferentes a los restringidos campos sociales[2].

Así mismo, la condición epistemológica de la comprensión, de la interpretación, de los conocimientos, cambia. Ya no se trata de conocimientos que giran en el campo teórico, en el pensamiento reducido a la racionalidad abstracta, separada, imaginariamente, del cuerpo; no reclama, como los paradigmas filosóficos y científicos de la modernidad, ser portador de la verdad. El pensamiento complejo es consciente que es solamente una herramienta provisional, además que forma parte de la dinámica de la fenomenología de la percepción, como parte del cuerpo, por lo tanto, de los ciclos y devenires de la vida. El pensamiento complejo no se concibe autónomo, diferenciado, como en una división del trabajo, del resto de los sentidos y del cuerpo; al formar parte del cuerpo depende de los procesos inherentes y sus ciclos. Si no hay cuerpo no hay pensamiento. Entonces el pensamiento complejo se expresa integralmente, con todo el cuerpo.

De la misma manera, cuando hablamos, metafóricamente, de pensamiento social, haciendo referencia a las formaciones enunciativas y formaciones discursivas, de una época, también podríamos decir que el pensamiento complejo social se expresa con todo el cuerpo social. En este caso las instituciones juegan el papel material de las formaciones discursivas, de las formaciones enunciativas y de la conformación de los imaginarios institucionales, las “ideologías”. En este caso, un enunciado está ligado a una estructura institucional, además de un acontecimiento social, que puede ser pretérito. El acontecimiento ya no está pero el enunciado sigue todavía. Este es uno de los fenómenos anacrónicos del pensamiento moderno[3].

A partir de este enfoque, el de la complejidad, se ingresa al análisis de temas cruciales de las sociedades, sobre todo, de las sociedades institucionalizadas y de sus mallas institucionales; esto es, el de las estrategias. Puesto que las estrategias son las metodologías diseñadas para lograr determinadas finalidades, caras para el Estado. Sin embargo, las estrategias, en sentido amplio, que responden a diseños anticipados de acciones, una vez de haberse informado, procesado la información, interpretado y usado para diseñar un plan de incidencia, pueden mantener el nombre y la pretensión de serlo, sostenidas par la ceremonialidad del Estado y por la “ideología”. Por lo tanto, no ser efectivamente estrategias, sino formar parte de las retoricas y los montajes del poder. La institucionalidad del poder, sus saberes, las “ideologías”, confunden plenamente el mundo de las representaciones con el mundo efectivo; creyendo que las representaciones son como un espejo de la realidad. Cuando son provisionales figuraciones, en condiciones coyunturales, concretas y específicas, que no podrían generalizarse, menos universalizarse.

Lo de las estrategias es importante, pues, se puede decir que éstas forman parte de la vida misma, de los organismos vivientes, pues, como dice Edgar Morin, calculan, computan, conoce, preparan respuestas al entorno, inciden, buscando lograr determinados objetivos propuestos[4]. Se puede aceptar la tesis de que, en el caso de las sociedades humanas, la elaboración de estrategias se complejiza, además de volverse evocativas. Sin embargo, cuando se trata del Estado, parece indispensable distinguir su fase de ascenso de su fase de descenso, fase regresiva; en la primera fase, pueden, en algunos casos, sobre todo en los Estado-nación consolidados, tomar éstos en serio el desarrollo de estrategias de Estado; en cambio, en la segunda fase, como que se da una inclinación por preferir la simulación, hablar de estrategias, cuando en realidad se trata de referencias en la retórica misma del poder.

Más acá y más allá del Estado, los ámbitos paradójicos - ya no los campos, que son parcialidades, en el cuadro dualista del análisis social y político en la modernidad - de poder y contra-poder, de Estado y sociedad, de política restringida y política plena, parece que la matriz paradójica se da como la paradoja nomadismo-sedentarismo. Como bien lo anotaron Gilles Deleuze y Félix Guattari, en Mil mesetas, no hay nomadismo puro, tampoco sedentarismo puro; observando a Pierre Clastres, dicen que no hay sociedad sin Estado, que antecede al Estado, de donde emerge la máquina abstracta de poder[5]. Las sociedades nómadas coexistieron con las ciudades-Estado, siendo su pesadilla, pues los nómadas aparecían cualquier rato, de repente; de unos pocos, aparecen miles, cientos de miles, ocupando la ciudad. Se puede interpretar que los Estado-imperios corresponden a la defensa del Estado circunscrito, que se convierte en un Estado en expansión, que avanza contra los nómadas y expulsándolos a las fronteras internas y externas. Las sociedades nómadas son las sociedades alterativas, las sociedades institucionalizadas, sedentarias, son las sociedades que legitiman al Estado. En las genealogías del poder, parece que la paradoja dinámica nomadismo-sedentarismo se ha transformado, de acuerdo a la misma complejización de las estructuras sociales y las mallas institucionales del Estado. Los nómadas no han desaparecido, sino que están en perpetuos recorridos transgresores de fronteras, desafiando a los estados, asentados en espacios estriados. Las sociedades alterativas siguen siendo una pesadilla para las sociedades institucionalizadas, sobre todo para el Estado paranoico.

En el ensayo se acerca a los nómadas a los flujos de fuerzas, que escapan a la captura y al control de las máquinas de poder, se acerca entonces a los nómadas a los flujos sociales creativos. En cambio, las instituciones aparecen como espesores conformados por retención de parte de las fuerzas sociales, haciendo circular su energía al interior de estos aparatos de dominación

Los flujos entonces son las cuerdas y las energías, las vibraciones, las ondas y las composiciones que se forman; es decir, la energía creativa, en sus distintas formas.  Los flujos están íntimamente vinculados o, mas bien, emergen, de las composiciones y combinaciones de las fuerzas fundamentales del universo. Aparte de los flujos, que responden a las fuerzas fundamentales dadas, a determinadas composiciones matriciales, aparte de la energía creativa, está la energía conservadora, en el buen sentido de la palabra, que atrae, cohesiona, consolida, las composiciones conformadas por los flujos. En estos juegos paradójicos entre flujos y espesores, flujos e instituciones, nomadismos y Estado, también se halla la paradoja flujos y máquinas. Hablamos de las máquinas de poder y las máquinas de guerra. Si bien muy pocos estados elaboran estrategias, en el sentido efectivo del concepto, en cambio todos los estados suponen máquinas de poder y máquinas de guerra. En el primer caso, no se requiere necesariamente de estrategias, en tanto que en el segundo, éstas son requeridas. No todos los estados, como dijimos, elaboran estrategias, otros se contentan con imitar. 

Las máquinas son mecanismos integrados, aparatos articulados, funcionando como sistemas estructurados por engranajes tecnológicos; no requieren necesariamente de estrategias, pues ya su propia ingeniería lo es, de alguna manera. No les interesan tampoco elaborar estrategias, puede mencionarlas, como si las conocieran y las hubieran construido, empero, eso no importa; lo que sí importa es la eficacia de las capturas, los controles, los disciplinamientos, las normatizaciones y normalizaciones de las subjetividades; es decir, lo que importan son las efectuaciones de las dominaciones. Como en el caso de las instituciones, las máquinas, para funcionar, también requieren de capturas de fuerzas, capturas de energías, por lo tanto, del control de las reservas donde se encuentran estas energías. Las máquinas no son autónomas, aunque se diga que sí, desde el discurso estatalista; las máquinas, como las instituciones, requieren de las sociedades, que parte de las sociedades las activen constantemente.

El ensayo concibe el transcurrir de las instituciones y sus mutaciones desde la lectura genealógica; en otras palabras, desde la genealogía del poder. Pero, lo hace, concibiendo, al mismo tiempo, a las instituciones como espesores conformados por asociaciones de flujos sociales, apreciaciones que corresponden a la perspectiva de la complejidad. Dicho de otra manera, el pensamiento complejo concibe a las instituciones dentro de las paradojas dinámicas donde se encuentran.

Ahora bien, como hemos anotado, la perspectiva de la complejidad, no ausculta los acontecimientos desde el referente del tiempo, tampoco del referente del espacio; siendo su zócalo epistemológico la física relativista y la física cuántica. Más que referente, sino siendo el acontecimiento mismo que contiene al mismo universo, en sus distintas escalas, es el tejido espacio-tiempo; en ese sentido, no coloca a los acontecimientos en la linealidad del tiempo y en su secuencia, pasado, presente y futuro, sino en la simultaneidad dinámica. Cuando se habla del proceso político-cultural, que sufren las instituciones, cuando se usa metafóricamente, la figura geométrica de la curva de ascenso y descenso, se lo hace para ilustrar, distinguiendo la fase briosa de las instituciones de la fase decadente de las mismas. Lo de si esta figura de las fases sigue atrapada todavía en la visión linealista del tiempo, lo dejaremos para después, para no distraernos. En todo caso, recordamos que dijimos que el pensamiento complejo se encuentra obligado a usar el lenguaje heredado, aunque lo hace de-construyéndolo, revisándolo, transformándolo, sobre todo, en la práctica, usándolo como ámbitos metafóricos.

La hipótesis interpretativa del ensayo dice que en la fase de descenso del proceso histórico-político-cultural de las instituciones, es cuando las mismas, su periodo, su decurso, ingresan a la decadencia; en consecuencia, a la diseminación. La otra hipótesis interpretativa sugerente dice que los gobiernos no gobiernan, los estados no gobiernan, aunque se ilusionan hacerlo, aunque parezca que ocurre, sobre todo, en la primera fase institucional. En la perspectiva de la complejidad, que analiza desde el enfoque de las fuerzas componentes, de sus flujos, de sus energías, de sus espesores, a las sociedades humanas, a sus instituciones, a sus estados, se observa que estos dispositivos y aparatos no pueden gobernar a las fuerzas que los han creado. En la fase decadente, es cuando las fuerzas, que supuestamente controlan, se desbordan, ocasionando la diseminación de las instituciones.

Se retoma la tesis de que las revoluciones en la modernidad, por más impacto que hayan causado en la transformación de las sociedades modernas, han caído en el círculo vicioso del poder, restaurando el Estado, la máquina abstracta del poder; sustituyendo unas dominaciones por otras. En consecuencia, sufriendo también, los regímenes revolucionarios, la misma curva de ascenso y descenso de los procesos inherentes a las mallas institucionales. Entonces, no es sorprendente que también se arrastren a su propia diseminación.

La tesis conclusiva del ensayo, que ya lo fue de otros ensayos, es que para salir del círculo vicioso del poder, es indispensable no tomar el poder, pues se termina, mas bien, en la toma de los dispositivos revolucionarios por parte del poder, convirtiéndolos en sus engranajes, subsumiéndolos a sus lógicas inherentes, las de las dominaciones. De lo que se trata es de destruir el poder, desmantelar las máquinas fabulosas del poder, las máquinas estatales, las máquinas de guerra. Es posible salir del círculo vicioso del poder desatando la liberación de la potencia social, que es vida, que es energía creativa. Para que ocurra esto es menester desmantelar las maquinarias, incluyendo a las maquinarias de la representación, de la delegación, de la legitimación; maquinarias que expropian a las multiplicidades singulares de sus voluntades particulares, que expropia la capacidad de autogobierno de los pueblos.


[1] En el prólogo al ensayo El mundo como espectáculo, hicimos una evaluación del recorrido de las escrituras de ensayos, que vienen dándose desde el 2010, después de la experiencia de la Asamblea Constituyente y del proceso constituyente que la sostiene.  Antes de este periodo reciente de la crítica que despliego, corresponde al periodo de Comuna. Entonces el 2010 comienza la evaluación crítica del proceso constituyente, de la movilización prolongada y de la gestión del gobierno populista. Lo que implica también ocasionar un desplazamiento respecto a los que se escribió, se asumió militantemente, como activista, en el periodo de Comuna. Reproducimos entonces ese balance:
Desde Anti-producción iniciamos una secuencia, se podría decir, ya tierra adentro, en lo que consideramos el espesor intenso de la episteme de la complejidad. Le sigue Diseminaciones, después viene El mundo como espectáculo; el ensayo que presentamos. Como decíamos, estos tres ensayos forman parte de las incursiones, tierra adentro, en lo que denominamos el pensamiento complejo. La explosión de la vida y Más acá y más allá de la mirada humana, que ya se concebían como desplazamientos, incluso como rupturas, respecto a la producción crítica anterior, vale decir la producción teórica que se viene acumulando desde Horizontes de la descolonización hasta Pensamiento propio, pasando por Descolonización y transición, siguiéndole Acontecimiento político, se pueden considerar como puentes que cruzan el rio, que separa estos bloques enunciativos. Miseria de la geopolítica corresponde a esta etapa; se trata de la crítica a la geopolítica extractivista del gobierno populista.  Aunque ya, en este transcurso de cruce, atravesando los umbrales y límites, ya se exponen consideraciones epistemológicas, que suponen el zócalo de la nueva episteme, denominada episteme compleja; zócalo epistemológico, que corresponde a la física contemporánea, la física relativista y la física cuántica. Se puede decir que estos ensayos de desplazamiento y, también, de ruptura, son, además de aventura de viaje, alejamiento, abandono e inicio de un nuevo comienzo, son, así mismo, el arribo al borde o la orilla de la nueva tierra. En Episteme compleja, se inicia la reflexión apropiada al pensamiento complejo, una vez arribados a las nuevas tierras
En cambio, Cartografías histórico-políticas, Gramatología del acontecimiento, México: Intensidades sociales y territoriales, Continentes y océanos, estratificaciones y flujos de fuga, corresponden a lo que podemos decir la clausura de la acumulación crítica. Una especie de balance crítico de la crítica misma, así como un mapeo de las cartografías de poder y de las gramatologías de los acontecimientos. Una irradiación de estos ensayos es Las mallas del poder, que procede de la misma manera que los anteriores ensayos, ahora procedimiento aplicado a la evaluación crítica de las cartografías de poder en Bolivia, en el transcurso del llamado “proceso de cambio”. Lo mismo se puede decir de Paradojas de la revolución, que corresponde al debate con la “izquierda” tradicional marxista. En estos transcursos nos encontramos con Cartografías políticas y económicas del chantaje, que es como la irradiación crítica de estas cartografías y gramatologías, aplicadas a la interpelación de la gubernamentalidad clientelar del Estado rentista, correspondiente a la economía colonial extractivista del capitalismo dependiente. Acontecimiento libertario, es, mas bien, otra irradiación, empero, correspondiente a la acumulación crítica. Si hay algún desplazamiento y alguna ruptura, tiene que ver más con desplazamientos y rupturas políticas, pues se trata de la perspectiva anarquista, que se rebela a la perspectiva marxista, que considera obsoleta y conservadora. 

Crítica de la economía política generalizada y La inscripción de la deuda, su conversión infinita forma parte de esta crítica de la economía política generalizada integrada a la crítica genealógica del poder. Se podría decir, que estos textos son como transversales en el recorrido de los desplazamientos que describimos, pues retoman perspectivas nómadas, que se encuentran expuestas ya en Acontecimiento político.  
Crítica y complejidad, Contrastaciones, Signo-movimiento y Más allá de Nietzsche, forman parte del debate con la corriente conservadora, auto-identificada como liberal, que pretende hacer crítica del populismo, así como del marxismo; sin embargo, lo que hace es, buscar afirmar sus prejuicios “ideológicos” de clase y de casta.
Volviendo a la presentación de El mundo como espectáculo, que forma parte de la triada de ensayos que usan el pensamiento complejo, por lo tanto, moviéndose sueltamente en las aguas de la episteme compleja, para hacer la lectura e interpretación de la complejidad reconocida en los acontecimientos del presente. Se consideran los tejidos entrelazados de la complejidad, su simultaneidad dinámica integral de los acontecimientos, en sus distintas escalas, planos y espesores de intensidad. Se retoma la crítica, empero, ahora, desde la perspectiva, móvil, simultánea, desenvuelta, del pensamiento complejo.


[2] Para una referencia a estos tópicos de flujos y espesores, que corresponde a una interpretación desde la topología y la teoría de las cuerdas, revisar Más acá y más allá de la mirada humana; también Episteme compleja. Obras citadas en este ensayo.  
[3] Para una referencia del concepto configurante de acontecimiento, revisar Acontecimiento político, ensayo que también ha sido citado en el presente escrito.
[5] Ver de Gilles Deleuze y Félix Guattari Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Tomos I y II. 











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